En este blog puedes encontrar información sobre escritores, recomendaciones de libros, poemas y temas que me apasionan. La literatura no es sólo lo a lo que me dedico, es parte de mi vida
Macanudo de Liniers
martes, 30 de octubre de 2018
Nostalgia por el primer amor o el primer amor nunca se olvida
Xóchitl
Salinas Martínez
La
primera novela publicada por José Memun (México, 1974) se titula simplemente
Silvia (Caligrama) La trama es una historia de amor que comienza en la
adolescencia que perdurará a pesar de los desencuentros que ocurrirán entre
Jorge, el protagonista y Silvia, el objeto de su amor. Silvia es una novela
nostálgica que, además del amor, resalta la importancia de la familia, los
amigos, los sueños, la música, la literatura y los recuerdos vividos en la
infancia y la juventud. En el transcurso de sus páginas nos adentramos en
distintos escenarios ubicados en Ciudad México así como Londres, Oxford,
Berlín, Roma, Madrid y Nueva York.
Silvia
nos lleva a conocer la historia de Jorge, un joven soñador que busca encontrar
su propio camino, pero para llegar a este se cruzará con muchas personas que lo
marcarán y lo ayudarán a ir encontrando su propio camino. Él es buen contador
de historias, quiere llegar a ser escritor aun cuando su padre no está
totalmente de acuerdo y le inste constantemente a elegir otras opciones que
podrían asegurarle un futuro “más tranquilo”. Manuel y Alex, sus mejores
amigos, los tres experimentarán infinidad de vivencias juntos y crecerán y,
aunque sus propias decisiones los separarán, siempre intentarán seguir en
contacto. Pero claro la estrella del libro, Silvia, el gran amor de Jorge,
hermana menor de Manuel a quienes sus padres, a diferencia de sus demás
hermanos, la educan con una mayor libertad, apoyan sus sueños que finalmente se
ven logrados cuando obtiene una beca de estudios en Oxford.
La
cuestión que perdura durante todo el libro es si el amor será ese amor tan fuerte como para
seguir vivo a pesar de la distancia, del tiempo y de la convivencia con otras
personas. La narrativa es sencilla y fluida, lo cual hace que la lectura se
sienta ligera y pueda enganchar a los lectores con su desarrollo. Una lectura
que resulta agradable y te deja recuerdos de algunos personajes entrañables.
***
*José
Memun, Silvia, Caligrama. México, 2018. pp: 296
**Gracias
a Penguin Random House Grupo Editorial, a Caligrama y a Edición Anticipada por el
libro.
lunes, 20 de agosto de 2018
Lorca, inolvidable
El 18 de agosto de 1936, hace 82 años, el poeta Federico García Lorca fue fusilado. En su memoria comparto su Pequeño Vals Vienés:
Cuando
yo me muera
enterradme
con mi guitarra
bajo
la arena.
Cuando
yo me muera,
entre
los naranjos
y
la hierbabuena.
Cuando
yo me muera,
enterradme,
si queréis,
en
una veleta.
¡Cuando
yo me muera!
Pequeño
Vals Vienés / F.G. Lorca/Leonard Cohen/ Fruta Negra
Voz
de Angélica Almanza
Adaptación
de René Hernández
Fruta
Negra interpreta temas de Lorca que parten de momentos ya hechos por otros
artistas pero con su impronta personal, quienes lejos de buscar un sonido que
parezca propio de las músicas españolas, interpreta los poemas desde su propia
lectura y con su sello particular.
https://www.facebook.com/frutanegra
https://www.soundcloud.com/frutanegra
jueves, 2 de agosto de 2018
Nuestros niños
Foto tomada de Internet. USA, Mayo, 2018 |
Nuestros niños
Xánath Caraza
Si es uno, diez mil
o mil quinientos los
perdidos,
el dolor es el mismo,
la indignación aún
mayor.
No hay canciones de
cuna
a quien susurrar por
las noches,
las camas están vacías.
Ni a quien cobijar en
las tardes frías,
las casas están
incompletas.
No hay fuego en el
hogar.
Una generación
adolorida.
No hay cuerpos que
abrazar.
Niño mío, en la
oscuridad te vislumbro.
Niña mía, en las garras
de la maldad estás.
¿Cómo alcanzar tus
pequeñas manos?
¿Cómo calmar tu sed?
¿Cómo sentir tu aroma?
¿Cómo escuchar tu dulce
voz?
¿Quién consolará tu
hermosa alma?
¿Tendrás qué comer?
¿Quién dirá tu nombre
con ternura?
¿Quién rezará por ti
con amor?
Y, ¿en las noches de
tormenta?
Niño mío, niña mía,
¿Cómo sabrás que sigo
junto a ti?
*Atenas, Grecia, 13 de
junio de 2018.
Foto tomada de Internet. USA, Mayo, 2018 |
Foto tomada de Internet. USA, Mayo, 2018. |
Los registros Federales de Estados Unidos confirman que están en funciones 86 centros llamados "Centros de cuidado infantil". |
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Entrevista
Le agradezco a Tomás
González Corro por hacerme una entrevista para Agenda TV y para Sociedad 3.0,
en donde le platiqué acerca de mi libro Espejeos, así como de mis trabajos en
torno al mundo literario.
martes, 31 de julio de 2018
Balada para Nadia Vera - Fruta Negra
A 3 años del asesinato de Mile Virgina Martín, Yesenia Quiróz Alfaro, Nadia Vera Pérez, Alejandra Negrete y Rubén Espinosa Becerril.
31 de julio en la colonia Narvarte.
* "Balada para una niña citadina" de Mirtha Luz Pérez Robledo.
Música / @frutanegra
Las palabras, el primer juguete
Algunos de los libros publicados por Luis Jorge Boone |
Entrevista
Las palabras, el primer juguete
Xóchitl
Salinas Martínez entrevista a Luis Jorge Boone
Hola,
Boone, muchas gracias por aceptar conversar conmigo en exclusiva para Mood
Magazine. Sé que eres un escritor muy activo y conocido por tu trabajo como
poeta, cuentista y novelista, así como también en el ensayo y la columna. Eres
de los escritores más sólidos y con presencia de nuestra generación y no lo
digo yo, sino que lo atestiguan los múltiples premios que te han dado y tu
constancia en la publicación de tu obra. Platiquemos un poquito para que
nuestros lectores sepan algunas cosas más sobre ti:
*Podríamos comenzar hablando sobre tu inicio
como lector. ¿Cómo fue que te enamoraste de los libros?, ¿qué leías en esos
momentos?
Lo
primero que leí fueron los cómics que me regalaba mi abuela paterna. Yo los
coleccionaba desde antes de saber leer. Quería que me enseñaran las letras para
poder leerlos; cuando me dijeron que sólo íbamos a leer libros, me decepcioné
un poco. Luego fui agregando otras cosas. Poesía primero. Narrativa, teatro,
divulgación científica. Creo que una relación con el lenguaje funciona siempre
en varios sentidos, es decir, no te topas con la resonancia de las palabras en
una sola ocasión, en un solo objeto. La música también fue importante para mí.
Las canciones son mitad palabra y mitad melodía. Refiriéndome a los libros, lo
primero que leí y me encantó fue una antología de leyendas y mitologías del
mundo. Luego vinieron cosas que me llevaron a distintas zonas de la literatura,
sin una guía precisa. La Divina comedia,
la poesía de Neruda, los cuentos de Arreola y Rulfo, las obras de Shakespeare.
*¿En qué momento surge tu interés
por “dar el brinco” entre disfrutar leer y comenzar a desear contar historias?
Creo
que empezó sin darme mucha cuenta de lo que estaba haciendo. Se dio con
naturalidad. Decía Daniel Sada que las palabras son el primer juguete de un
niño, y así fue, un poco. Quería provocar que mi lenguaje hiciera lo que veía
que hacía en los libros. Se cargaban de una energía y producían unos efectos
recargados, potenciados, que el habla cotidiana ocultaba, y que se mostraban a
través del trabajo literario. Es un contagio. Una tentación también, la de
romper el límite entre testigo y actuante. Ser parte de eso que te entusiasma.
*¿Cuáles son tus raíces literarias
y a qué autores consideras fundamentales en tu vida y tu trabajo?
Empecé
en los cómics, la poesía, la mitología, los géneros populares. Eso me formó
como lector. Descifrar de qué autores vienes como escritor no es labor de uno
mismo, sino de quien tenga una distancia adecuada. En ese aspecto me interesa
más mi vida como lector; ahora, creo además que uno va conformando círculos a
partir de los autores que a le interesan, y de los que más te conmueven y te
llevan a nuevos enfoques y nuevas posibilidades del hecho literario.
Lo
que llamo mi primer círculo se formó entre los doce y los veinte, o así. Una
etapa de formación. Ahí están Borges, Lovecraft, Poe, Neruda, García Márquez,
Bradbury, Vallejo, Faulkner, Philip K. Dick.
Luego,
entre los veinte y los treinta, encontré a Sam Shepard, Barry Gifford, Cormac
McCarthy, Inés Arredondo, Wislawa Szymborska, Leonard Cohen, Luis Antonio de
Villena, Don DeLillo, Scott Fitzgerald, Ane Carson, Salman Rushdie, Javier
Marías, Paul Auster.
Después
están los autores que empecé a leer hará unos diez años, poco más: Joyce Carol
Oates, Truman Capote, Richard Ford, Emmanuel Carrère, Alice Munro, Ricardo
Piglia, Julian Barnes.
Son
autores de los que tengo casi toda la obra, o en eso ando, de quienes espero
sus libros nuevos, a los que releo. Últimamente he pensado bastante en esos
círculos de lectura personales. Son como los anillos de los troncos de los
árboles. Se traslapan, no están definidos del todo, se prestan espacios y
elementos entre sí. Son como las capas geológicas de la biblioteca, si la
entendemos no como el espacio en el que se resguardan los libros, sino como el
ejercicio de lectura que de ellos hacemos.
*Dicen que el que no oye consejos
no llega a viejo; ¿qué consejo te dieron, cuando estabas comenzando tu carrera
y sigues considerando importante?
El
consejo más importante no vino de un escritor, sino de una profesora que tuve
en la prepa: estudia lo que puedas, lo que esté al alcance, pero dedica tu vida
a lo que de verdad te gusta. Los estudios oficiales no definen de ninguna
manera el resto de nuestras vidas, la pasión sí debería de hacerlo.
Y
una vez leí en una entrevista que le hicieron a Jaime Sabines una frase que me
encantó, y que se me quedó grabada. Cuando le preguntaron qué le gustaba imitar
de los autores que admiraba, él dijo: la búsqueda de la libertad.
*En estos pocos más de 10 años que
llevas publicando y siendo un autor siempre presente ¿cómo miras, en
retrospectiva, tu paso por el camino de las letras?
Ya
son 14 desde que publiqué mi primer libro a los 26. Ya llovió. A veces no
entiendo cómo llegué aquí, a poder dedicarme a diario a lo que más me apasiona
en la vida. Antes de publicar mi primer libro pasé cinco o seis años en
talleres literario, leyendo, compartiendo libros e inéditos con mis amigos, en
la soledad que me daba vivir en Monclova, en una época sin internet
omnipresente ni redes sociales. Lo agradezco muchísimo. Ahora todo sucede a la
vista, y eso hace cierto daño. Me siento bien con cómo han ido las cosas. Hubo
épocas de esfuerzo que parecían no alcanzar ningún objetivo, en las que me
sentía perdido; hubo otras en las que los proyectos empezaron a cumplirse, en
que los libros encontraron su camino. El trabajo, el estudio, la dedicación, la
disciplina, pero sobre todo el gusto, todo esto me ayuda a escribir. Yo estoy
aquí porque me gusta escribir. Y porque me gusta tanto, por eso puedo sortear
lo que está alrededor.
*¿Con cuál género literario te
sientes más cómodo trabajando?
Cuando
escribo cuento, digo que ese. Luego escribo un poema y pienso que mejor ese
otro. Es el que esté escribiendo en ese momento. Me doy cuenta de que soy muy
voluble.
*Nos podrías contar, por favor,
sobre tus más recientes libros, Figuras humanas (Alfaguara) y Bisonte mantra
(Era)
Figuras humanas es
mi cuarto libro de cuentos. Son historias sobre el amor. Sobre cómo nos
descubrimos amantes, lo vivimos, y de los conflictos que entraña. No sólo en el
amor erótico, sino en la amistad, en el imposible, en la nostalgia, en los lazos
de sangre. Es un catálogo de las formas en que experimentamos el amor, y un
recorrido por paisajes y tonos narrativos y formas de contar.
Bisonte mantra
es un libro de poemas que tiene la estructura de un viaje por las carreteras y
el desierto de Coahuila. Quise hacer un recuento de las místicas que me han
interesado, y quise que el libro, que es un poema largo fragmentado, fuera una
meditación.
*¿Cuáles son los temas que te
interesa abordar ahora y desde qué perspectiva te gustaría hacerlo?
Cuando
termino un libro, pienso en qué cosas no he hecho, qué temas no he tocado, y
que me interesan. Creo que la ambición es tener un espectro temático amplio.
Pero eso lo juzga el lector. Uno hace lo que puede con lo que tiene.
*¿Nos podrías hablar un poco sobre
lo que estás trabajando en estos momentos?
Acabo
de pasar un año o poco más sin escribir. Nunca me había sucedido. Pero luego de
varios intentos, al fin me pude concentrar en libro de cuentos. Y con ese ahí
la llevo.
*Para despedirnos, platícanos alguna
anécdota divertida que te haya ocurrido en alguna de las muchas presentaciones
de alguno de tus libros.
En
las presentaciones pasa de todo. Me han dado hasta bendiciones rituales
ancestrales. Aunque muy seguido se presenta eso de “yo más que una pregunta
tengo un comentario” o “más que un comentario tengo un evangelio”, nunca ha
pasado lo del video que corrió por internet, del señor que corrió a un grupo de
rock que iba a tocar en la plaza de su pueblo: “yo más que un comentario,
traigo un machete”. Y eso ya es ganancia.
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Luis Jorge Boone y Xóchitl Salinas en Xalapa. |
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lunes, 30 de julio de 2018
El llanto del Hudson
El llanto del Hudson
Xóchitl Salinas Martínez
“Las palabras son sólo
piedras puestas atravesando la corriente de un río. Si están ahí es para que
podamos llegar a la otra orilla, la otra orilla es lo que importa.” José
Saramago
Hudson (2018,
Editorial Nazarí), el más reciente poemario de Xánath Caraza, cuenta nuevamente con la traducción de Sandra Kingery con quien la autora ya
suma años de formar un sólido equipo de trabajo que permite a sus libros llegar
a más lectores y esta vez lo hacen como tejedoras de historias a través de los
50 poemas que lo conforman. El bilingüismo, español-inglés, que siempre ha sido
fundamental para ambas, en este libro se vuelve vital pues al hablar de la
condición migrante en Estados Unidos, en la zona que rodea al Río Hudson,
sabemos que muchas de esas historias se respiran en español. Así, dentro del
cuerpo principal, los poemas nos ofrecen un tema en específico: la situación de
los migrantes teniendo al Río Hudson como mudo testigo de sus destinos; pero Xánath nos quiere dar más, por eso,
dentro del continente poético, se suman otras dos lecturas o voces -señaladas
en negritas y en cursivas- que potencian, crecen y trifurcan su contenido. El
libro se multiplica en brazos como el mismo río. Hudson es tres libros en uno o es incluso más, pues se deja abierta
la interacción lúdica de quien lee y se apropia los poemas. El lector tiene un
papel fundamental en este poemario, se vuelve protagonista porque siente muy de
cerca las palabras pero también lo hace suyo, no sólo siguiendo la propuesta
sino buscando y encontrando otras nuevas.
En
Hudson, la voz poética de Caraza se vuelve ancestral. Xanath
Caraza hace un homenaje a las elegías griegas y la actualiza mostrándonos
una realidad avasallante. Es una travesía, guidada por Caronte, mientras vemos
a los espíritus vistos en forma de cantos que se van transformando en gritos de
denuncia y es, también, el coro que no permite que olvidemos su mensaje. El Río
Hudson se convierte en el Río Aqueronte contemporáneo.
El tiempo se fractura
con la corriente
y
Caronte abre
los brazos.[1]
De
tal forma, Xánath Caraza transforma sus tres propuestas de lectura antes
referidas, en vasos comunicantes, en afluentes mismos del Hudson con sus
distintas densidades. Las palabras resaltadas en negritas se transforman en una
oda al agua como parte fundamental de la creación, de ahí que sea una suerte de
hagiografía de la vida. Las señaladas en cursivas, por su parte, hacen la función
de coro dentro de esta la tragedia moderna. La lectura total de los poemas nos
confronta con el problema, con la desgracia y el desamparo; es ahí donde la
preocupación se transforma en una crítica social y política respecto a trato y
lo que enfrentan los migrantes latinoamericanos, no sólo en esa parte del país,
sino en todo Estados Unidos. El poemario Hudson
se transforma en un enorme espejo que nos muestra una realidad avasallante:
2017,
2018: En el Hudson se ahogan los sueños de quienes se dejan la vida en empleos
mal pagados, muchos de ellos, ilegales. El Hudson se lleva la ilusión del
migrante, que sin importar sexo o edad, vive continuamente la discriminación
por el tono de su piel, por su lugar de procedencia, por su idioma materno.
Para muchos de ellos, el Hudson, se transforma en ese recuerdo/pesadilla que
creían haber dejado atrás: su cruce por el Río Bravo, en el sur del país al que
llamaban, cuando aún se encontraban su lugar de origen, “el de los sueños”. Ya desde el nacimiento oficial del río,
muestra uno de sus destinos, Tear of the Clouds – el lago está ubicado
en los montes Adirondacks-. Por desgracia, aunque siempre ha sido una realidad
palpable con periodos de terrible oscuridad, desde el inicio de la campaña del
actual presidente, se ha convertido en una verdad cruenta que agrede a cada
paso, que humilla, que se vuelve mortal. Ha vuelto a liberarse el monstruo de
las mil cabezas. Recordemos que, al Río Hudson, también lo conocemos como el Río
del Norte o el Río Anegado, y forma parte de la frontera entre los estados de
Nueva York y de Nueva Jersey. Frontera, aunque interna, cumple su función:
divide. El Río Anegado, se ha vuelto el símbolo de quienes anegan los derechos
humanos de un enorme sector. Y aunque su tránsito comercial es muy importante,
me atrevería a decir que fundamental para la economía del país; no nos permite
olvidar que, también, traza una divisoria entre lo que es marginal y lo que no
lo es. Aunque su nombre evoca el progreso a través del comercio -debe su nombre
a Henry Hudson un comerciante inglés que
trabajaba para Francia y Holanda y que exploró el río en 1609-, sus fuertes
mareas hacen que partes del puerto de Nueva York sean difíciles y hasta
peligrosas para la navegación. Esas mareas se convierten en un símil con lo que
ocurre a nivel social, pues se humaniza
y se integra en la vida cotidiana. El Río del Norte es, para muchos, un vecino agradable pero, también, a veces,
como en invierno cuando los bloques de hielo flotan por sus aguas se convierte
en una especie de testigo y, a veces, hasta de border patrol agent. El sonido de sus aguas, su voz, parece
interpretar un canto dulce y asimismo, por momentos, un canto tortuoso,
desgarrado que nos cuenta sobre el naufragio de los sueños de tantos y tantos.
Es el dolor de
un pueblo
el que se desliza en
la sangre de la
tierra.
Acantilados bermejos
contienen la angustia
y las rítmicas
palpitaciones.[2]
Xánath Caraza
escribe desde la preocupación y el asombro al entrever que, a pesar del
movimiento frenético y brillo que parece recubrir a la ciudad de Nueva York,
tiene otras rostros, por un lado, el sometimiento de un gran sector de sus
ciudadanos que se que se deja llevar por
la inercia y la apatía, que se somete de forma callada y automática a su
cotidianidad laboral; otra de ellas, que contrasta con los rascacielos, es la
ira enmarcada en el rostro y las acciones de sectores recalcitrantes que han
encontrado un impulso en el pensamiento manifiesto de quien gobierna la nación
como si fuera Hades.
La ciudad avanza
con luces y corazones vacíos.
La oscuridad
cubre el refulgente camino,
no queda nada ni
siquiera el destello del agua.[3]
La
personificación del Río Hudson es el de
ira, su corriente es su sangre, que a veces susurra y otras, grita pero siempre
escucha. La autora, poema a poema, conversa
con él, crea un vínculo de comunicación constante, lo convierte en alguien
cercano pero también reconoce su poder ancestral:
Fluye, celestial
palabra,
agua de río y
vida del
vientre de la
tierra.[4]
El
infierno crece: el pasado mayo, el día 6, se impulsó “Tolerancia cero”, una
política que separa a los niños de las familias de migrantes ilegales creada
para atemorizar a los llamados Dreamers
y tratar así de reducir el flujo migratorio. En sólo 6 semanas, según el
Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), se separaron a cerca de 2,000
menores de su familia. Básicamente, “Tolerancia cero”, consiste en que las familias que llegan a la
frontera sur, de forma ilegal provenientes, en su mayoría, de Guatemala, El
Salvador y Honduras, sean procesadas en cortes federales criminales. Como los
niños no pueden ser retenidos, son reclasificados como “niños sin acompañante”
y van a parar a refugios, que en realidad parecen prisiones, gestionados por el Departamento de Salud y
Servicios Humanos.
Trueno
apasionado,
el agua y el viento
escarifican la
piel de la tierra.
Sangra el
silencio,
el agua corre y
la tierra
pulsa contenidos
deseos.[5]
Fue
hasta mediados del mes de junio, cuando la noticia dejó de susurrarse y se
mostró al mundo que se horrorizó ante las historias de niños arrancados de los
brazos de sus padres y padres que no pudieron saber dónde habían llevado a sus
hijos y las imágenes que mostraban a niños llorando aterrorizados mientras eran
puestos en jaulas con colchonetas en el piso y con la luz permanentemente
encendida. Las imágenes que conmocionaron a la humanidad se vivieron en Texas
en un sitio es que conocido popularmente como “la perrera”. Si bien en las
noticias, se enfocaron en los denominados refugios ubicados en el sur, estos
están distribuidos de costa a costa y de frontera a frontera incluyendo, por
supuesto, las áreas cercanas al Hudson. En total existen 86 centros llamados de
cuidado infantil en todo el país, de los cuales nueve funcionan como centros de
seguridad, tres como centros de terapia para niños con padecimientos psiquiátricos
o psicológicos y los otros 74 como refugios temporales. La controversia aumentó
tras conocerse una serie de videos que mostraban a niños, incluso de tres años,
acudiendo solos a los juzgados a declarar sin siquiera saber lo que es un
abogado y sin hablar o comprender el inglés.
La voz de las
fábricas,
de metales que
cortan
el Hudson, abren
las venas,
entierran la
dura realidad.
Los poetas están
de luto.
La luz del agua se graba
en las yemas
para que
la historia no sea olvidada.[6]
La
polémica internacional sobre el abuso en contra de los inmigrantes
indocumentados, que separaba a los menores de sus padres cuando eran detenidos
por las autoridades migratorias, aún continúa en boca de todos pese a que dicha
práctica fuera revocada debido a las exigencias nacionales e internacionales. La
controversia sigue viva al comparar estas medidas con las ya vividas durante la
segunda guerra mundial por los gobiernos fascistas.
No hay rincón de
la ciudad
que no escuche
venir el fuego.
Se acerca el caos a los edificios,
la angustia de
la gente en el aire.
La corriente se
llena
de sangrantes
metales
y con ella se
traga la noche.[7]
Ante
tanto dolor, por lo la infancia vejada y herida, por el sufrimiento padecido
por las víctimas inocentes, la voz poética de Xánath Caraza lanza una oración para el Hudson, le insta a que, con
sus aguas, borre todo este calvario vivido por los inocentes. La autora le pide
al río que limpie el mal con sus caudales, que se establezca como fuente de vida y se
lleve consigo las pesadillas para poder cerrar o, mínimo, encapsular, este
periodo oscuro y abra paso, de nuevo, a la esperanza:
Medita en este navegar mecánico.
No queda nada,
solo el angustiante ulular del viento
antes de llegar
al agua.
Tiemblan las
suaves manos
al escribir, son
las dueñas de
los pensamientos
salvajes,
de la ira de los
oprimidos.
Agua del Hudson:
despierta y desenraiza
el dolor: las
pesadillas
de niñez que se
hacen realidad.[8]
[1]
Caraza, Xánath. Hudson. Traducción: Sandra Kingery. Editorial Nazarí. España,
2018. pp: 16.
[2]
Op. cit. pp: 32
[3] Op. cit. pp: 26
[4] Op. cit. pp: 24
[5]
Op. cit. pp: 38
[6]
Op. cit. pp: 36
[7]
Op. cit. pp: 40
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miércoles, 25 de julio de 2018
Sin embargo
Elvira Sastre. (España, 1992) |
Sin embargo
Elvira
Sastre
Te
deseo a alguien
que
no te diga lo guapa que eres
sino
que te lo enseñe,
para
que te lo aprendas
sin
necesidad de repetírtelo.
Te
deseo un poema sin adorno,
frases
ridículas,
palabras
llanas y simples,
para
que entiendas que en el amor
poesía
es lo que sale de su boca
y
no lo que lees en los libros.
Te
deseo un amante con el corazón roto
para
que sepa entenderte
y
para que respete tu tristeza
cuando
haya humedades,
pero
sobre todo
para
que proteja los destrozos del tuyo
con
el suyo
y
cuando tiemblen
tener
un sustento.
Te
deseo un admirador del nudismo
para
que vivas lo que es una mirada desmaquillada,
para
que coloques los espejos al otro lado,
para
que te lleve con los ojos
a
amar tu cuerpo sobre todas las cosas,
para
que respete tu belleza
y
haga de tu silueta el mapa de su tesoro.
Te
deseo a un fiel del mar
para
que jamás detone las olas de tus lagrimales,
para
que acepte que un día serás calma
y
otro tempestad
y
aun así decida volver a ti cada día,
para
que no evite que te derrames,
para
que lleve tu sabor en la piel
y
mire dentro de ti aunque escueza.
Te
deseo a un poeta
con
toda mi pena
para
que te condene en su egoísmo
a
la eterna salvación,
para
que te haga inmortal
cuando
tengas ganas de morir,
para
que la única bala que te dispare
cuando
le abandones
-porque
tú eres un pájaro atrapado en la nieve,
recuérdalo,
amor mío-
sea
la que detona una palabra,
para
que cuando te sientas nadie
recuerdes
que eres el olvido de alguien.
Te
deseo a tantas personas
como
amor quiero hacerte.
Yo,
sin embargo,
solo
te deseo a ti.
"Sin embargo" está incluido en su poemario Baluarte |
*Elvira
Sastre (Segovia, 1992). Reside en Madrid, en cuya universidad cursó el Grado de
Estudios Ingleses y el Máster de Traducción Literaria. De vocación temprana, a
los 15 años empieza a publicar poemas y relatos en distintas revistas y en su
propio blog. En 2013 publicó el poemario 43 Maneras de Soltarse el Pelo, y al
año siguiente su segundo libro, Baluarte. Le siguieron Ya Nadie Baila
(Valparaíso, 2015), La Soledad de un Cuerpo Acostumbrado a la Herida (Visor,
2016) y Aquella Orilla Nuestra (Alfaguara, 2018)
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