Oscura
Julián
Herbert
a
Javier Sicilia
Pasé
toda la noche con el brazo en una grieta.
No
era un aula de santos.
Era
un hotel a las afueras de Querétaro.
Dos
camas individuales provisionalmente pegadas
para
caber los tres (siempre tres) juntos.
Ascésis:
duermevela: Aníbal Barca,mi hijo, cayendo cada 15 minutos por el hueco.
Es
vulgar pero no es falso: pasé toda la noche con el brazo en una grieta.
Me
inculcaba el demonio de una negra rabia acústica:¿para qué escribir poemas
si
todo lo que hiere tiene el tacto vacío, usura de una tumba?
Encandilado,
muy orondo y sin luz (sin otra luz y guía sino etcétera etcétera),
escribí
de memoria estos versos:
“Al
menos toca lo que matas.
Siéntelo
babosa lumbre negro caracol con la que marcas –meas–
plásticos:
Identidad.
Recuerda,
cuando vayas al cine a ver películas de nazis, que tú no eres judío.
Pero
si eres judío no recuerdes nada: al menos toca lo que matas.
No
te metas en dios. No vueles coches. No hagas citas sagradas. No discutas
conmigo.
No
me vendas muñones. No me traigas cabezas. No me pidas que aprenda a respetar.
Toca.
Al
menos toca lo que matas.”
Son
pésimos. Lo supe de inmediato.
Hace
un par de años que no logro hacer poemas.
Lo
extraño pero no lo lamento.
Todos
sabemos que la poesía no es más (ni menos) que una destreza pasajera.
Una
destreza que, perdida, se hace tú y alumbra oscura.
Igual
que un padre pasará toda la noche con el brazo en una grieta
procurando
que la cabeza de su hijo no toque nunca el suelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario