Macanudo de Liniers

Macanudo de Liniers
"¿Y si no fuésemos otra cosa que los brazos de una voz?" Decir. Maliyel Beverido

martes, 31 de mayo de 2016

Noventa años con Marilyn



Este miércoles se cumplen 90 años del nacimiento de Marilyn Monroe, uno de los mayores mitos sexuales de Hollywood, que bajo esa coraza de rubia despampanante y arrebatadora, escondía una fragilidad a flor de piel, producto de una infancia rota de cuyos fantasmas nunca logró escapar.

Ganó tres Globos de Oro -ganó como Mejor Actriz de Comedia por "Some Like It Hot" (1959) y los otros dos fueron honoríficos como la actriz favorita del público-, fue nominada en dos ocasiones a los BAFTA británicos -como Mejor Actriz Extranjera, por "The Seven Year Itch" (1955) y "The Prince And The Showgirl" (1957)- y grabó sus huellas en el Paseo de la Fama de Hollywood en 1960.
Su estrella sigue siendo una de las más buscadas y fotografiadas por los curiosos.

***

Al enterarse de la muerte de la diva de Hollywood, Ernesto Cardenal, escribió este poema en su recuerdo:



Oración por Marilyn Monroe 

Ernesto Cardenal

Señor 
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe, 
aunque ése no era su verdadero nombre 
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años 
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar) 
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje 
sin su Agente de Prensa 
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos 
sola como un astronauta frente a la noche espacial. 
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times) 
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo 
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas. 
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras. 
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno 
pero también algo más que eso...
Las cabezas son los admiradores, es claro 
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz). 
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox. 
El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo 
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano 
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox 
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones. 
Señor 
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad, 
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda 
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine. 
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor). 
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos, 
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo. 
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros 
por nuestra 20th Century 
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado. 
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes. 
Para la tristeza de no ser santos 
se le recomendó el Psicoanálisis. 
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara 
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena 
y cómo se fue haciendo mayor el horror 
y mayor la impuntualidad a los estudios.
Como toda empleadita de tienda 
soñó ser estrella de cine. 
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados 
que cuando se abren los ojos 
se descubre que fue bajo reflectores 
¡y se apagan los reflectores! 
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico) 
mientras el Director se aleja con su libreta 
porque la escena ya fue tomada. 
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río 
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor 
vistos en la salita del apartamento miserable. 
La película terminó sin el beso final. 
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono. 
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar. 
Fue 
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga 
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER 
O como alguien que herido por los gangsters 
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor: 
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar 
y no llamó (y tal vez no era nadie 
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles) 
¡contesta Tú al teléfono!

***


Marilyn, lectora



Parecería que ya se ha escrito todo sobre la emblemática rubia amante del mundo. ¿Cuál fue el mejor papel de Marilyn Monroe? El de ella misma, el que creó Norma Jeane cuando decidió convertirse en la señorita Monroe, proyectando una imagen de bomba sexual como un ensamble de inocencia y suntuosidad.

Marilyn era un combo exacto: misterio con Chanel No. 5; mujer brillante y ávida lectora, lectora en serio.

Decir “Marilyn Monroe” nos remite sus papeles realizados en las películas que la posicionaron en la cima, filmes donde el arquetipo de rubia tonta se refuerza, y de lo que Marilyn no tenía ni un pelo; decir “Marilyn Monroe nos hace pensar, también, en la rubia que revolucionó el estereotipo de la mujer norteamericana del siglo XX.
Acostumbrados a pensar que los íconos pop nunca han leído o leyeron más de un par de libros en su vida, llega la rubia a ponerlo todo de cabeza. James Joyce, Samuel Becket, Gustave Flaubert, Fiodor Dostoievski y Walt Whitman son algunos de los hombres encontrados en su repisa, amantes de puño y letra: de otros mundos. Y Arthur Miller, por supuesto, que le llamó “cariño” dentro y fuera de su literatura.

Marilyn era atraída y curiosa por la seducción hacia la mente, sin importar el género del otro. “La gente comenzó a decir que yo era lesbiana. Sonreí. No hay sexo incorrecto si hay amor en él”. Marilyn Monroe




Gracias, Marilyn, por permitirnos apreciar las entrañas de tu biblioteca. Estos son sólo cinco de sus libros de cabecera que disfrutó y recomendó.

Muerte en Venecia de Thomas Mann 
Madame Bovary de Gustave Flaubert 
Hubo una vez una guerra de John Steinbeck
El agente secreto de Joseph Conrad 
La última tentación de Cristo de Nikos Kazantzakis 





jueves, 26 de mayo de 2016

Las horas injustas. Sociedad fracturada




México se define por sus hechos. El día 26 de septiembre de 2014 está grabado en nuestra historia con violencia. El dolor por lo ocurrido en Ayotzinapa, Guerrero, México; es un dolor que trasciende fronteras e idiomas. ¿Dónde están los 43 desaparecidos? Hoy, 20 meses después de ésta tragedia, seguimos sin saberlo. Repito, grito, ¿dónde están los 43 estudiantes normalistas de la Normal Isidro Burgos'. El silencio que recibimos como respuesta es brutal, es una herida más que continúa sangrando formando un río con varios cauces.

Vivimos en, con, entre la violencia. Todos los días suceden hechos terribles que nos salpican estupor, dolor, angustia y desamparo. En Veracruz, a pesar de que respiramos esta violencia cotidiana, no nos acostumbramos. Aún así, el día sábado 21 de mayo, nos despertamos por una nueva bofetada: Orizaba y Xalapa habían sufrido durante la madrugada, sus hijos se habían desangrado en lugares en donde habían ido a sobreponerse del día a día buscando una sonrisa y la complicidad de los amigos, a cambio, encontraron la muerte. Desgarro, eso es lo que sentimos, todos los días cuando miramos el infierno tan cerca.  

Días difíciles para México y el estado de Veracruz. Cuando parece que nada nos puede salvar de la violencia y la inseguridad que padecemos a diario, la poesía se convierte en la manera de poder expresarnos, apropiándonos de las palabras, seguimos manteniendo ese lazo humano. A continuación les comparto dos poemas de Xánath Caraza en donde habla de ambos hechos. Xánath, con su escritura, se ha convertido en nuestra voz.



Espuma sangrante

Para los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

Este mar que lame la arena
Olas hambrientas
Testigos sonoros
Luna de agua con ojos quietos
Inmóviles palmeras mudas frente a mí
Caminan los rayos del amanecer en las calles
Marchan ante el contenido rugido del mar
Aves migratorias en el horizonte
Con ellas vuelo
Arena salmón lamida por la espuma sangrante
Mientras cuarenta y tres niños perdidos
Gritan en tus líquidas rojas entrañas
Aullidos sordos, aullidos sordos
En este mar estático que ruge
Ruge mar, ruge, ruge sus nombres
Para la eternidad.

(11 de octubre de 2014, Acapulco, Guerrero, México)
Poema incluido en Ocelocíhualt (Mouthfeel Press, 2015)

***


Dedicado a Xalapa:


Derrámate agua 


Verde mañana ¿dónde estás?
Sangrientas imágenes 
cadáveres tiñen las calles
lluvia metálica cala la piel

La desenfrenada furia
baña a los incautos danzantes
rompe cráneos en el pavimento
injustificadas huellas rojas

Los filos de las navajas
han penetrado los corazones
y rasgado la joven piel
opacan los senderos

Cristalina mañana 
recupera tu rumbo
brilla una vez más
bendice a los que se han ido

Entinta este día para 
los que están
no enmudezcas más voces
invoca los ancestrales cantos

Llena de flores las miradas
derrámate agua en las calles
que no corra más sangre
ni gritos de desesperación

(21-22 de mayo de 2016)
©Xánath Caraza, 2016


*Xánath Caraza es viajera, educadora, poeta y narradora. Su poemario Sílabas de viento recibió el 2015 International Book Award de poesía. También recibió Mención de Honor en la categoría de poesía en español para los 2015 International Latino Book Awards. Su poemario Conjuro y su colección de relatos Lo que trae la marea han recibido reconocimientos nacionales e internacionales. Sus otros poemarios son Tinta negra, Ocelocíhuatl, Noche de colibríes, Corazón pintado, Donde la luz es violeta (noviembre de 2016) y su segunda colección de relatos Pulsación (en progreso). Enseña en la Universidad de Missouri-Kansas City y da talleres de creación literaria en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos.  En 2013 fue nombrada número uno de los diez mejores autores latinos para leer por LatinoStories.com.  Caraza recibió la Beca Nebrija para Creadores de 2014 del Instituto Franklin, Universidad de Alcalá de Henares en España. Es columnista de La Bloga, Smithsonian Latino Virtual Museum, Periódico de Poesía y Revista Zona de Ocio.  Caraza es juez desde 2013 para los José Martí Publishing Awards, The National Association of Hispanic Publications (NAHP).  Desde 2012 organiza el National Poetry Month (NaPoMo) para Con Tinta.

Felices los normales


Roberto Fernández Retamar, poeta cubano (09/06/1930)


Felices los normales

Roberto Fernández Retamar   


                                                                                                                  A Antonia Eiriz



Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

Sobre el respeto y la empatía




Cuando voy por la calle y camino detrás de vos me pongo nervioso porque sé que no te gusta darte cuenta que llevás un tipo en la espalda. Me alejo, trato de pasarte rápido, lo más rápido posible, para que sepas que no hay razón para asustarse, que soy inofensivo, que vengo con los ojos hundidos en alguna imagen que nada tiene que ver con la tuya.

Cuando el subte se llena y te apretás a mi lado me da miedo rozarte la falda con mis dedos, torpes y distraidos. Entonces, pongo las manos en los bolsillos y viajo así, como diminuto, o tal vez como disminuido del susto, retorciendo el cuerpo para acomodarme en el frasco como se retuerce la arena adentro de uno de esos souvenirs de ciudad balnearia.

Cuando te veo venir de frente, llevo la mirada a la vereda y espero así hasta que cruces. Te percibo por el rabillo del ojo, como escapando, consciente de que a lo mejor suspirarás con alivio porque no me escuchaste comentar cuán corta es tu falda o cuán grandes son mi ganas de que tu feminidad bastardeada me haga macho.

Cuando la ciudad es muy grande y se me ha perdido una calle y te veo ahí, de pie, esperando el colectivo, me acerco pisando fuerte las baldosas flojas para que notes mi presencia. Te pregunto de lejos, levantando la voz, si sabés cuál es Curapaligüe. Nunca me aproximo demasiado por miedo a tu miedo. Y vos me respondés que no, que ni idea, y no disimulás esas ganas desconfiadas de ver cómo me alejo por Rivadavia hasta perderme de vista.

Cuando subís al colectivo a las dos de la mañana y somos sólo hombres los que viajamos yo te veo poner los ojos en el piso porque no querés cruzarlos con la mirada lasciva de nadie, después de haber laburado tantas horas, con este frío que se roba un poquito la esperanza.

Las calles que para mí son venas de cemento para vos son el campo de una batalla eterna por llegar a casa a salvo. Los auriculares que separan mis pensamientos del mundo, para vos son escudo entre tu cuerpo y sus silbidos, entre tus tetas, que son tuyas, y esas ganas de verlas, que son de ellos.

Pero yo no soy cómplice, te lo prometo.

A veces escucho que alguno te grita algo y lo miro con impaciencia. Casi siempre son más grandotes que yo y de seguro me cagarían a trompadas, pero si se te vinieran encima igual te defendería. Yo y muchos otros, en serio.

Porque no estás sola. Porque nosotros entendemos que tu libertad ficticia es nuestra libertad incompleta y que si no somos iguales no es porque no querramos, sino porque no nos dejan.

Vení, caminá conmigo, vamos a tomar las calles juntos para que el mensaje reverbere en los rincones de esta ciudad adormecida por el hedor del prejuicio, silenciada por la comodidad de la sumisión a la que te han condenado, conforme con la ficción de cine de terror, donde las rubias siempre son ingenuas y las negras siempre mueren primero.

Vení, caminá conmigo, uno al lado del otro, para que cuando me toque ir detrás de vos no me pienses amenaza, sino compañero.

Juan Solá
3 de mayo de 2016



martes, 24 de mayo de 2016

Buenas noticias






Escribe Liliana Uribe Macedo: Con muchísimo gusto le cuento que estamos trabajando lo que será la Editorial Flor de Maíz.

En este objetivo participamos: Xóchitl Salinas Martínez, Angélica Abascal Grajales, María Ángela, Laura Jayme, Mariana Viveros y quienes integramos el Grupo de los Doce Cultura Pensamiento Reflexión.


Somos DROSERAS



El abrazo íntimo de la drosera

Xóchitl Salinas Martínez

“Quién pudiera recibir de ti esos ojos con el mismo deseo y la misma hondura. Eres lo que hace falta. […] Carne con su temblor y su sintaxis. Ese lugar en el que la inteligencia y la sensualidad se hacen un nudo.” Andrés Neuman


Uno de los espacios que parecen configurados para el deseo, es la noche. Y es la noche, la que, entre sombras, nos permite descubrir la sensualidad desde el ámbito femenino creado por Liliana Uribe. Las hojas tentaculares de la drosera cautivan, atrapan al amante, lo hacen suyo, lo dirigieren. Las aspiraciones florecen aromáticas invitando al ritual en donde se juntan todos los tiempos. La naturalidad con la que los versos de Uribe abordan la sensualidad, cautiva al lector para que la acompañe por las páginas de Drosera, incitándolo en una búsqueda piel adentro para explorar y navegar su propia intimidad.

El libro está configurado para ser una experiencia sensorial. Los poemas se transforman en imágenes intensamente palpables, en donde disfrutamos el sonido del lenguaje empleado, la pasión amorosa retumba, es percusiva, se convierte en latidos que se aceleran, se desbordan impetuosamente. Cada uno de los poemas se despliegan, ante nuestros ojos, como un abanico que nos envuelve en la conciencia simultánea de nuestros cinco sentidos.

La voz de Liliana Uribe, tan atrayente, tan cercana, expone cada detalle, el ritmo es marcado por descripciones arrancadas de notas románticas, pasionales, que queman. Los lectores nos dejamos llevar fascinados, no nos separamos de ella ni de las flores escarlata con mieles chisporroteando en sus pétalos.

La escritura de Uribe produce un dinamismo que se convierte en la impronta de su estilo. Página a página nos encontramos con la intimidad plasmada en su voz  poética que reflejan sus pensamientos versados. La autora nos invita abiertamente a navegar por el deseo, a ser cómplices dentro del umbral del sueño compartido, nos abre la ventana del mundo femenino mostrándonos su calidez y su ambrosía. Los versos se convierten éxtasis. Todo es, al mismo tiempo, testigo y exteriorización. La enunciación del deseo manifestada con asombro y vértigo; pero también, asumido, gozado y expresado.


Liliana Uribe, en Drosera, se convierte en la creadora del espacio amoroso. Es, mediante la hipersensibilidad del cuerpo, que surge el anhelo de mostrarlo y experimentar esas vivencias como algo intrínseco al ser. La coreografía del deseo que surge a lo largo de la vida y se repite sin cesar piel adentro. Mediante los versos se pueden percibir los movimientos y las caricias de la mano amada y amante que permanecen en el cuerpo hasta el fin de la lectura.




lunes, 23 de mayo de 2016

Para Curarte de desamor



Para Curarte de desamor

Yu Xuanji

Ya estás libre, ya nadie te retiene.
Puedes viajar a ver bellos paisajes.
Por las nubes el río, por encima la luna.
Soltar amarras, ir a la deriva.
Tocar laúd en templos de antiguas dinastías.
Recitar tus poemas en kioscos de jardines.
Hacer tu compañía con bosques de bambúes.
Amistarte con rocas en fuertes precipicios.
Tu salud será cosa de alondras y gorriones;
Olvida plata y oro, deja las ambiciones.
En primavera escancia vino verde en tu copa:
La luna vendrá en quieta visita a tu ventana.
Da una vuelta al estanque claro, gózalo,
Confunde tus horquillas con reflejos del agua,
Y quédate en la cama con libros a tu lado,
tan feliz que no intentas ni peinarte.




*Traducción: Rodrigo Escobar Holguín

***Yu Xuanji, nombres de cortesía Youwei y Huilan, fue una poetisa china nacida en Chang'an durante la Dinastía Tang. Es considerada la primera poetisa china en romper la voz pasiva convencional de las mujeres en poesía y lírica

Hans Litten: El hombre que humilló a Hitler


Hans Litten (1903-1938)


En las cortes de Berlín, en 1933, el rostro de Adolf Hitler era de un intenso color rojo. Y es que el futuro líder nazi no estaba acostumbrado a esta clase de escrutinios.

Sin embargo, ahí estaba, siendo interrogado por alguien que representaba todo lo que él denostaba; un inteligente, fiero y radical joven abogado judío llamado Hans Litten, quien era, mucho antes de confrontar al dictador, un acérrimo anti-nazi.

El joven pedía a Hitler explicaciones por la violencia ejercida por su grupo paramilitar. Cuando Litten le preguntó por qué su partido publicó una invitación a derrocar el estado, Hitler perdió la compostura.

"Esa afirmación no tiene ninguna evidencia que la soporte", gritó.

El modo en que Litten contradice el argumento de que el movimiento Nazi era pacífico y democrático hizo que el abogado se convirtiera en objeto de una brutal persecución. Él fue uno de los primeros oponentes políticos del führer, perseguido una vez que el partido Nazi ascendió al poder. Incluso mucho después de ganar las elecciones, Hitler no podía soportar que se pronunciase su nombre frente a él. A pesar de ello, poco se sabe de la figura de Litten.

En 1931, Litten logró que se levantaran cargos criminales contra cuatro miembros del grupo paramilitar del partido Nazi (SA), después de que estos atacaran una sala de baile frecuentada por comunistas, matando a tres personas.

Hitler respondiendo a Litten. Foto histórica.
Litten llamó a Hitler al banquillo de los testigos, con el fin de poner de manifiesto la estrategia nazi de derrocar la democracia extendiendo el terror en las calles. Previamente, Hitler aseguró a los votantes de clase media que las SA eran una organización dedicada a "ilustración intelectual".

En mayo de 1931, Litten desmontó por más de tres horas este argumento a través de un detallado cuestionario.

Al principio, Hitler insistía en que estaba comprometido a cumplir la ley al cien por cien, pero su compostura empezó a quebrarse cuando Litten le preguntó por qué entonces había venido acompañado por hombres armados.

-"Esto es una locura", gritó el líder nazi.

Pero el tiro de gracia vino cuando le preguntó por qué el partido Nazi había publicado un panfleto de Joseph Goebbels, el jefe propagandista de Hitler, que prometía que el movimiento iba a "hacer una revolución" y "enviar al parlamento al diablo" usando los "puños alemanes".

Litten denunciando lo terrible del pensamiento y acciones nazis
Cuando Litten le pregutó cómo estas afirmaciones podían entenderse como un compromiso con la legalidad, Hitler empezó a "buscar compulsivamente una respuesta", según reportaron periódicos de entonces.

En 1931 muchos alemanes ya sabían que las SA eran brutales grupos de matones callejeros, explica. Hitler mismo estaba acostumbrado a los fuertes ataques de sus oponentes.

Pero, según cuenta, el meticuloso y cuidadoso interrogatorio de Litten lo tenía todo para enfurecer al führer.

Lo que volvió a Hitler loco es que alguien le expusiera las evidencias de una forma metódica y calmada. Él odiaba el debate intelectual, prefería arengar a la masas o emplear un tono furioso. No era sólo por el hecho de que Litten fuera judío. Si uno quisiera imaginar el tipo de persona que Hitler odiaría, él lo era.

El juicio fue muy publicitado y convirtió a Litten en una figura odiada por la prensa nazi.
Cuando Hitler creció en popularidad y aumentaban sus posibilidades de alcanzar el poder, los amigos de Litten le recomendaron abandonar Alemania, pero éste se negó. "Millones de trabajadores no pueden irse", dijo, "así que debo estar aquí también".

Cuando Hitler ascendió al poder, Hans Litter fue detenido y enviado a un campo de concentración.
La noche del 27 de febrero de 1933 fue la del incendio del Reichstag, la sede del parlamento alemán. El gobierno nazi, decretó que se trataba de un atentado perpetrado por comunistas, desató de inmediato una oleada de detenciones de dirigentes y profesionales de izquierdas, así como de funcionarios, intelectuales y artistas simpatizantes o sospechosos de simpatizar con el comunismo. Una de las primeras víctimas de las redadas fue Hans Joachim Litten, joven abogado de ascendencia judía por parte paterna y cristiana por parte materna, quien en los años finales de la República de Weimar había adquirido notoriedad como pacifista y abogado defensor de acusados comunistas en una serie de juicios penales, comunes en días de violentas reyertas callejeras. En el más sonado de estos litigios, ocurrido en 1931, Litten sometió a un Adolf Hitler convocado en calidad de testigo a tan áspero y prolongado interrogatorio que el líder nazi admitió “sentirse crucificado”.  Hay pruebas de que la detención y permanencia en el sisitema penitenciario de Litten fue decidida por Hitler, como venganza, por ser un denodado adversario del nazismo y el militarismo. 

Nacido en 1903 en Königsberg, Prusia Oriental, Litten adquirió bajo la presión de su padre, Fritz, una formación profesional en total disconformidad con sus intereses personales. Para consternación de su progenitor, Litten despreció desde temprana edad los oropeles de la holgada posición familiar (la suntuosa residencia de los Litten fue uno de los faros de la alta sociedad de Königsberg), y a su activo antielitismo añadió una atracción por la religión y las tradiciones judías, una pasión por las artes (que hizo de él un verdadero erudito en la materia) y, en política, un radicalismo tal que él mismo decía colocarse “a la izquierda del partido comunista”.

El vehemente estilo profesional de Litten, que rozaba los límites de lo por  entonces permitido –y en ocasiones los traspasaba, con las consiguientes medidas disciplinarias-, ilustra un afán de reivindicar la independencia y el poder del abogado defensor, no menos que la voluntad de oponerse al continuo declive del imperio de la ley en aquella Alemania. Pocos alemanes habían combatido dicho declive con mayor denuedo o de manera más visible que Hans Litten. Ninguno pagó un precio más alto por la derrota.

Pronto los nazis obtuvieron el control del país y, cuando el nuevo régimen usó el fuego de Reichstag en 1933 como excusa para suspender las libertades civiles, Litten fue uno de los primeros en ser detenido.

Durante los siguientes cinco años, fue retenido en diversos campos de concentración, incluyendo Sonnenburg, Dachau y Buchenwald.

Fue objeto de un tratamiento brutal por parte de los guardas, quienes sabían de la antipatía de Hitler.
No obstante, durante su confinamiento miles de reclusos lo admiraron por el buen trato que éste tenía hacia ellos y su insistencia por guardar su dignidad intacta.

Cuando los guardias del campo pidieron que hicieran una representación para celebrar el aniversario nazi, Litten leyó un poema llamado "los pensamientos son libres".***

Los pensamientos son libres,
¿Quién los puede apresar ?
Vuelan más allá
Como sombras nocturnas.
Ningún ser humano puede conocerlos,
Ningún cazador puede dispararles,
ellos se quedan allí:
¡Los pensamientos son libres!
Yo pienso lo que quiero
y lo que me hace feliz,
Todo en silencio
y como venga.
A mis deseos y experiencias
no me los pueden quitar,
Quedan allí:
¡Los pensamientos son libres!
Aunque me encierren
en un calabozo obscuro,
Siguen siendo inmortales obras
Porque mis pensamientos
destrozan las barreras
y a los muros en dos parten:
¡los pensamientos son libres!
Ahora tampoco quiero
atarme por el amor
ni quiero encadenarme tampoco.
Se puede reír y bromear desde el corazón
Y pensar entonces que:
¡Los pensamientos son libres!

Dotado de una inteligencia y una memoria prodigiosas, de natural inconformista y reacio a doblegarse a las ortodoxias intelectuales, Litten era hombre complejo que lo volvía retraído en las relaciones sociales, adorado por sus amistades y temido como aborrecido en el ejercicio de la abogacía. Aunque trabajaba para Auxilio Rojo, entidad dependiente del partido comunista alemán que proveía asistencia legal a reos comunistas, Litten se negó a militar en el partido y fue siempre muy crítico tanto de éste como de la Unión Soviética. 

Como abogado defensor establecido en Berlín practicó un estilo tan agresivo que se hizo odiar por jueces y fiscales, pero también por los nazis, en cuya prensa fue continuamente vilipendiado y amenazado. Una vez hundido en el sistema concentracionario nazi, Litten se abocó a profundizar en su heterodoxa religiosidad y, cuando se recuperaba de las brutales sesiones de tortura, al estudio de los clásicos de la literatura, el arte medieval y las artes modernas. Litten, prodigó sus conocimientos entre sus compañeros de reclusión y concibió una variedad de proyectos de publicaciones, incluyendo un estudio sobre literatura medieval. Mientras tanto, su madre y sus amistades hacían lo posible por obtener su liberación; sus dos mejores amigos, el matrimonio Fürst, cayeron en prisión a raíz de un frustrado plan de fuga. El “caso Litten” atrajo la atención de la prensa extranjera y desde Inglaterra surgió una campaña de presión que, por desgracia, se estrelló contra las prioridades de la política británica de apaciguamiento. 

Finalmente,Tras padecer un calvario de arbitrariedades y torturas, Litten,  quebrantado en cuerpo y alma, sabedor de que nunca acabaría el rosario de tormentos, se quitó la vida. En febrero de 1938, en el campo de concentración de Dachau, no pudo soportarlo más y se suicidó ahorcándose en su celda. Tenía 34 años y para ese entonces, ciego de un ojo, con el rostro desfigurado, con multiples cicatrices de fracturas en piernas y huellas de tortura, sobrevivía, después de haber sido de sus libros de literatura y arte, volcado a los poemas que guardaba en su memoria, los cuales les recitaba a los presos afirmando que era lo único que los nazis no le podrían quitar.

A la caída del régimen nazi, la reputación de Litten como némesis de Hitler se reavivó. Una placa en Berlín se dedicó al joven abogado en 1951 y la Asociación de Abogados de Berlín decidió llamarse Asociación Hans Litten, después de la reunificación alemana.

Con todo, además de condolernos de su inclemente martirio, bien puede valorarse la valentía de un hombre que procuró contrarrestar la marejada nazi y que hizo causa común con los pobres y los débiles, y que confrontó una maquinaria judicial políticamente sesgada. La Alemania actual homenajea su memoria: una calle en Berlín lleva su nombre, lo mismo que la sede del Colegio Federal de Abogados, la Casa Hans Litten, sita en dicha calle. También se otorga en ese país, desde 1988, un Premio Hans Litten a abogados que se han distinguido por su labor profesional en favor de los derechos humanos.



***"Die Gedanken sind frei" ("Los pensamientos son libres") es una canción alemana. La letra y melodía están recogidas en el Lieder der Brienzer Mädchen (Canciones para chicas de Brienz), editado en Berna, Suiza, en 1780. Se trata de una obra anónima. Es recordado principalmente debido a que fue recitado por Hans Litten, abogado antinazi que litigó contra dicho régimen, lo cuál, finalmente, le costó la vida. Hans Litten dijo en voz alta este poema desde su encierro, poco antes de quitarse la vida, en el campo de concentración de Dachau, Alemania, durante el festejo del cumpleaños número 46 de Adolf Hitler.

Doce consejos de Roberto Bolaño para escribir cuentos

Uno de los más importantes escritores chilenos dejó como parte de su herencia estas doce recomendaciones para los autores.



Roberto Bolaño Ávalos (Santiago de Chile, 28/04/1953-Barcelona, 15/07/2003) fue un gran escritor y poeta chileno, autor de más de una veintena de libros, entre los cuales destacan sus novelas Los detectives salvajes, ganadora del Premio Herralde en 1998 y el Premio Rómulo Gallegos en 1999, y la póstuma 2666.

Luego de su muerte se ha convertido en uno de los escritores más influyentes en lengua española, como lo demuestran las numerosas publicaciones consagradas a su obra y el hecho de que tres novelas —además de las ya citadas Los detectives salvajes y 2666, la breve Estrella distante— figuren en los 15 primeros lugares de la lista confeccionada en 2007 por 81 escritores y críticos latinoamericanos y españoles, con los mejores 100 libros en lengua castellana de los últimos 25 años.

Su obra ha sido traducida a numerosos idiomas, entre ellos inglés, francés, alemán, italiano y holandés. En el momento de su muerte, tenía 37 contratos de publicación en diez países, y póstumamente se extendió a otros más, entre ellos Estados Unidos, con lo que ascendió a 50 contratos y 49 traducciones en doce países, todos ellos previos a la publicación de 2666, su novela más ambiciosa.

Además, el autor goza de excelentes críticas tanto de escritores como de críticos literarios contemporáneos y es considerado uno de los grandes autores hispanoamericanos del siglo XX, junto con otros escritores de la talla de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, con quien suele ser comparado.

Roberto Bolaño, escribió: Como ya tengo 44 años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos:

1- Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.

2- Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.

3- Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.

4- Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.

5- Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.

6- Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.

7- Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!

8- Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.

9- La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.

10- Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.

11- Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.

12- Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.


martes, 3 de mayo de 2016

Día mundial de la libertad de prensa



Libertad de expresión

Vladimir  Maiakowski 


La primera noche
ellos se acercan y cogen una flor
de nuestro jardín,
y no decimos nada.
La segunda noche
ya no se esconden
pisan las flores, matan nuestro perro
y no decimos nada.

Hasta que un día
el más frágil de ellos
entra sólo en nuestra casa,
nos roba la luna, y
conociendo nuestro miedo
nos arranca la voz de la garganta.

Y porque no dijimos nada
ya no podemos decir nada.


Vladimir Maiakowski, (1893-1930) poeta y dramaturgo revolucionario ruso y una de las figuras más relevantes de la poesía rusa de comienzos del siglo XX. Fue iniciador del futurismo ruso.















Recordando a Gelman



Carta a mi madre 
(Ginebra, París, Julio 1984 París, Noviembre 1987) 

a Teodora

recibí tu carta 20 días después de tu muerte y cinco minutos después de saber que habías muerto / una carta que el cansancio, decías, te interrumpió / te habían visto bien por entonces /aguda como siempre / activa a los 85 años de edad pese a las tres operaciones contra el cáncer que finalmente te llevó/

¿te llevó el cáncer? / ¿no mi última carta? / la leíste, respondiste, moriste / ¿adivinaste que me preparaba a volver? / yo entraría a tu cuarto y no lo ibas a admitir / y nos besábamos / nos abrazamos y lloramos / y nos volvemos a besar / a nombrar / y estamos juntos / no en estos fierros duros /

vos / que contuviste tu muerte tanto tiempo / ¿por qué no me esperaste un poco más? / ¿temías por mi vida? / ¿me habrás cuidado de ese modo? / ¿jamás crecí para tu ser? / ¿alguna parte de tu cuerpo siguió vivida de mi infancia? / ¿por eso me expulsaste de tu morir? / ¿como antes de vos? / ¿por mi carta? / ¿intuiste? /

nos escribimos poco en estos años de exilio / también es cierto que antes nos hablamos poco / desde muy chico, el creado por vos se rebeló de vos / de tu amor tan estricto / así comí rabia y tristeza / nunca me pusiste la mano encima para pegar / pegabas con tu alma / extrañamente éramos juntos /

no sé cómo es que mueras / me sos / estás desordenada en mi memoria / de cuando yo fui niño y de pronto muy grande / y no alcanzo a fijar tus rostros en un rostro / tus rostros es un aire / una calor / un aguas / tengo gestos de vos que son en vos / ¿o no es así? / ¿imagino? / ¿o quiero imaginar? / ¿recuerdo? / ¿qué sangres te repito? / ¿en qué mirada mía vos miras? / nos separamos muchas veces /

nací con 5,5 kilos de peso / estuviste 36 horas en la cama dura del hospital hasta sacarme al mundo / me tuviste todo el tiempo que tu cuerpo me pudo contener / ¿estabas bien conmigo adentro? / ¿no te fui dando arrebatos, palpitaciones, golpes, miedos, odios, servidumbres? / ¿estábamos bien, juntos así, yo en vos nadando a ciegas? / ¿qué entonces me decías con fuerza silenciosa que siempre fue después? / debo haber sido muy feliz adentro tuyo / habré querido no salir nunca de vos / me expulsaste y lo expulsado te expulsó /

¿esos son los fantasmas que me persigo hoy mismo / a mi edad ya / como cuando nadaba en tu agua? / ¿de ahí me viene esta ceguera, la lentitud con que me entero, como si no quisiera, como si lo importante siga siendo la oscuridad que me abajó tu vientre o casa? / ¿la tiniebla de grande suavidad? / ¿dónde el lejano brillo no castiga con mundo piedra ni dolor? / ¿es vida con los ojos cerrados? / ¿por eso escribo versos? / ¿para volver al vientre donde toda palabra va a nacer? / ¿por hilo tenue? / la poesía ¿es simulacro de vos? / ¿tus penas y tus goces? / ¿te destruís conmigo como palabra en lapalabra? / ¿por eso escribo versos? / ¿te destruyo así pues? / ¿nunca me nacerás? / ¿las palabras son estas cenizas de adunarnos? /

nos separaste muchas veces / ¿eran separaciones? / ¿formas para encontrarse como primera vez? / ¿ese imposible nos hacía chocar? / ¿eso me reprochabas en el fondo? / ¿por eso eras tan triste algunas tardes? / tu tristeza me era insoportable / a veces quise morirme de eso todavía / ¿ya tenía mi pedazo de vida para ocuparme de él? / ¿como animal cualquiera? / ¿ya soy triste por eso? / ¿por tu tristeza ofende la injusticia / escándalo del mundo? /

siempre supiste lo que hay entre nosotros y nunca me dijiste / ¿por culpa mía? / ¿te reproché todo el tiempo que me expulsaras de vos? / ¿ése es mi exilio verdadero? / ¿nos reprochamos ese amor que se buscaba por separaciones? / ¿encendió hogueras para aprender la lejanía? / ¿cada desencontrarnos fue la prueba del encuentro anterior? / ¿así marcaste el infinito? /

¿qué olvido es paz? / ¿por qué de todos tus rostros vivos recuerdo con tanta precisión únicamente una fotografía? / Odessa, 1915, tenes 18 años, estudias medicina, no hay de comer / pero a tus mejillas habían subido dos manzanas (así me lo dijiste) (árbol del hambre que da frutas) / esas manzanas ¿tenían rojos del fuego del pogrom que te tocaba? / ¿a los 5 años? / ¿tu madre sacando de la casa en llamas a varios hermanitos? / ¿y muerta a tu hermanita? / ¿con todo eso / por todo eso /contra / me querés? / ¿me pedías que fuera tu hermanita? / ¿así me diste esta mujer, dentro / fuera de mí? / ¿qué es esta herencia, madre / esa fotografía en tus 18 años hermosos / con tu largo cabello negriazul como noche del alma / partida en dos / ese vestido acampanado marcándote los pechos / las dos amigas reclinadas a tus pies / tu mirada hacia mí para que sepa que te amo irremediablemente? /

¿así viaja el amor / de ser a antes de ser? / ¿de ser a sido en tu belleza? / ¿viajó de vos a mí? / ¿viaja ahora / morida? / nada podemos preguntar sino este amor que todo el tiempo nos golpeó / con su unidad irrepetible / ¿para que no olvidemos el dolor? / ¿los dos niñitos del mercado de Ravelo con una gallinita en los brazos, ofreciendo barato y con gestos de madre, casi recién salidos de sus madres? / ¿por qué te apareciste en el mercado boliviano? / ¿en cada pena estás? / apagabas el sol para dormirme /

¿podes quitarme vida? / ¿ni quitártela yo? / ¿castigabas por eso? / desciendo de tus pechos / tu implacable exigencia del viejo amor que nos tuvimos en las navegaciones de tu vientre / siempre conmigo fuiste doble / te hacía falta y me echaste de vos / ¿para aprender a sernos otros? / cada mucho nos dabas un momento de paz: entonces me dejabas peinarte lentamente y te ibas en mí y yo era tu amante y más / ¿tu padre? / ¿ese rabino o santo? / ¿que amabas? / ¿más que a mí? / ¿me perseguías porque no supe parecerme a él? / ¿y cómo iba a parecerme? / ¿no me querías otro? / ¿lejos de ese dolor? / ¿por qué tan vivo está lo que no fue? / ¿nunca junté pedazos tuyos? / ¿cada recuerdo se consume en su llama? / ¿eso es la memoria? / ¿suma y no síntesis? / ¿ramas y nunca árbol? / ¿pie sin ojo, mano sin hora? / ¿nunca? / ¿saliva que no moja? / ¿así atan los cordones del alma? / ¿vos sos dolor, miedo al dolor? /
¿qué fue lo separado? / ¿mi dedo de escribir en tu sangre? / ¿mi serte de no serte? / y vos, ¿no eras el otro? / ¿cuántas veces miraste las llamas del pogrom mientras yo te crecía, entraste al bosque donde cantaba el ruiseñor que nunca oí, jugaste con el que nunca fui? / nacimos junto a dos puertos distintos / conocemos las diferencias de la sal / vos y yo hicieran un mar desconocido con dos sales /

me hiciste otro / no sigas castigándome por eso / ¿te sigo castigando por eso? / ¿y sin embargo / y cuándo / y yo tu sido? / ¿vos en yo / vos de yo? / ¿y qué podemos ya cambiar? / ¿pudimos cambiar algo alguna vez? / ¿nunca saldé las hambres del abuelo? / los ojos claros del retrato que presidía tu cuarto / ¿qué puede el verdadero amor cambiar? / ¿o nos es de tal modo que nos empuja a ser sí mismos? / ¿para uno en el otro? / ¿resonando en las partes de la noche? / ¿como dos piedras contra el cielo? / ¿pájaro y árbol? / cuando se posa el pájaro en el árbol, ¿quién es vuelo, quién tierra? / ¿quién baja a oscuridad? / ¿quién sube a luz? / ¿qué goce pasa a llaga? / ¿te llevo en llaga viva? / ¿para que nos atemos otra vez? / ¿este sufrido amor? /

me hiciste dos / uno murió contuvo / el resto es el que soy / ¿y dónde la cuerpalma umbilical? / ¿dónde navega conteniéndonos? / madre harta de tumba: yo te recibo / yo te existo /

¿tratos de amor hay en la sombra? / ¿ya volveré a peinarte el dulce pelo / espesura donde mi mano queda? / ¿pensativa en tu aroma? / ¿gracia cuajada en lenta parecida? / ¿me quisiste imposiblemente? / ¿así me confirmaste en el furor? / ¿puerto de tardes inclinadas al que volvías tantas veces? / ¿dónde navegarás ahora sino en mí / contra mí? / ¿puerto solo? / bella de cada mar en mi cabeza / llaga de espumas / alma /

Añadir leyenda
no sé qué daño es éste / tu soledad que arde / dame la rabia de tus huesos que yo los meceré / vos me acunaste yo te ahueso / ¿quién podrá desmadrar al desterrado? / tiempo que no volvés / mares que te arrancaste de la espalda / tu leche constelada de cielos que no vi / leche llena de sed / tus pechos que callaban / paciencias / caballitos que el pasado maneó / llenos de estepa detenida / rota por mi avidez de vos / así me alzaste / me abajaste / me amaste sin piedad / pañal feroz de tu ternura /

¿o yo fui tu cansancio? / ¿te reproché que me expulsaras? / ¿nos ata ese reproche hondísimo / que nunca amor pudo encontrar? / ¿no me quisiste mar y navegar lejos de vos? / ¿tiempo hecho de vos? / ¿no me quisiste acaso otro cuando me concebías? / ¿otra unición de esa unidad? / ¿ama total de tus dos sangres? / ¿te das cuenta del miedo que nos hiciste, madre? / ¿de tu poder / tu claridad? /

¿qué cuentas pago todavía? / ¿qué acreedores desconozco? / ¿necesito recorrer una a una tus penas para saber quién soy / quién fui cuando nos separamos por la carne / dolorosa del animal que diste a luz / siervarnía / ciega a mi servidumbre de tu sierva / pero esas maravillas donde me hijaste y te amadré / tu cercana distancia/

¿me ponías a veces delantales de fierro? / ¿me besabas a veces con pasión? / ¿y qué pasión había en tu pasión ? / ¿no podrías cesar en tu morir para decirme? / ¿no te querés interrumpir? / ¿entraste tanto en tu desparecer? / ¿volvés al desamparo de mí? / ¿tan duro era mi amor? / ¿te di un alma y con otra te echaba a mi intemperie? / ¿no pudiste morivivirme en suave claustro / no darme de nacer? / mi nacer, ¿te habrá apagado ganas de matarme? / ¿eso me perdonabas y no me perdonabas? / ¿así peleaste con tus sombras? / ¿así me hiciste sombra tuya de otro cuerpo, me diste tu pezón / campo violeta / donde pacía un temblor? A ¿techo contra el terror? / ¿única tela de la paz? / ¿no la tejíamos los dos? / ¿en mañanas cayendo sobre el patio donde jamás hubo otra gloria? / ¿blancuras que de vos subían? / ¿rocíos de tu sangre al puro sol? / ¿lluvia de abajo interminable? / ¿yo fui animal de lluvia? / ¿te ensucié pechos con mi boca? / ¿me diste a veces leche amarga? /,¿te olvidas de las veces que no quise comer de vos? / ¿qué te venía entonces de la entraña del alma? / esos jugos, ¿no me atardecen fiero? / ¿y vos crees que estás muriendo? / ¿antes que muera yo? / ¿y se apaguen, los gestos que escribiste en mi cuerpo? / ¿las dichas que imprimiste? / ¿en mi querer a las mujeres? / ¿prolongándote en ellas? / ¿que de vos me tuvieran y alejaran? /

¿qué yo habré sido para vos? / ¿cómo me habrás sufrido cuando salí de vos? / no saberte, ¿no es mi saber de vos? / yo no sé por qué cielos giraste / sé que giran en mí / nada pudiste finalmente ahorrarme / no soy sin vos sino de vos / no me reproches eso / todavía me entibia el blancor de tu nuca / y mis besos allí / siervos de esa armonía / ¿cuántas veces se detuvo allí el mundo? / ¿cuántas veces cesaste la injusticia allí / madre? / ¿cuántas veces el mundo endureció tu leche / la que me abraza / la que me rechaza / la que te pide explicaciones? / ¿ya solísima / y tarde / y tan temprano? / y esta tarde / ¿no está llena de usted? / ¿de veces que me amó? / la voz que canta al fondo de la calle / ¿no es su voz? / ¿temblor de vientre juntos todavía? / ¿qué es este duro amor / tan suave y tuyo / lluvia a tu fuego / fuego a tu madera / llama escrita en el fuego con tu huesito último / ardor de pie en la noche? / ¿alta? / ¿qué gritas en mi alma? / pero no me gritas / tu paladar entrado a tiendas de la sombra siento frío / ¿cuántas veces sentiste mis fríos? / ¿me habrás mirado extrañada de vos? / ¿no te fui acaso el peor de los monstruos? / ¿el creado por vos? / ¿y cómo hiciste para amarme? / ¿ese trabajo dabas de comer contra tu propia oscuridad? / y uando abrí la boca, ¿no gritaste? / ¿no se asustó tu lengua de mi lengua? / ¿no hubo un jardín de espanto en tu saliva? / ¿que sembré / cultivé / regué con mi tu sangre? / ¿y qué te habré morido al darme a luz? / ¿y la profundidad de mis desastres? / ¿y nuestro encuentro inacabado / ya nunca / ya jamás / ya para siempre? / ¿y pedregal de vos a vos donde sangraron mis rodillas? / ¿cuando junto a mi cuna llorabas tantas cosas / y mi fiebre / y la fiebre de tu salvaje juventud? /

así mezclaste mis huesitos con tu eternidad / tus besos era suaves en noches que me dejaste solo con el terror del mundo / ¿me buscabas también así? / ¿hermanos en el miedo me quisiste? / ¿en un pañal de espanto? / ¿o me parece que fue así? / ¿dónde se hunde esta mano / dónde acaba? / ¿escribís, mano, para que sepa yo? / ¿y sabes más que yo? / tocaste el pecho de mi madre cuando fui animalito / conociste calores que no recuerdo ya / bodas que no conoceré / ¿qué subtierra de la memoria aras? / ¿soy planta que no ve sus raíces? / ¿ve la planta raíces? / ¿ve cielos / empujada? / ¿cómo vos, madre, me empujas? / mi mano, ¿es más con vos que mismo yo? / ¿siente tu leche o lunas de noche en mí perdida? /

¿y mi boca? / ¿cuánta alma te chupó? / ¿te fue fiesta mi boca alguna vez? / ¿y mis pies? / ¿me mirabas los pies para verme el camino? / ¿y tu ternura entonces? / ¿era tu viaje hacia mi viaje? / ¿fuiste rodeada de temor amoroso? / ¿del caminar por mí? / ¿por qué nunca supimos arreglar el dentrofuera que nos ata? / ¿al afuerino de tu cuerpo? / tu leche seca moja mi alma / ¿ahora la soy? / ¿me es? / ¿cuáles son los trabajos del pájaro que nunca me nombras? / ¿el que nos volaría juntos? / ¿ala yo / vuelo vos? / me obligaste a ser otro y tu perdón me muerde las cenizas / ¿acaso yo podía prolongar tu belleza? / ¿sin convertirla en cuerpo de dolor / lengua exiliada de tu nuca? / ¿y cuánto amé la ausencia de tu nuca para que no doliera? / ¿y que te devolviera? / ¿a dulzura posible en este mundo? / ¿conocida que no puedo nombrar? / ¿vientre que nadie puede repetir? / ¿lleno de maravilla, de gran desolación? / ¿pasó a río deshecho por mis pies? / ¿tan duro tu olvidar? / poderosa, ¿soy el que vos morís? / ¿ceñido de tu nombre? / ¿por qué te abrís y te cerras? / ¿por qué brilla tu rostro en doble sangre / todavía?

pasé por vos a la hermosura del día / por mí pasas a la honda noche / con los ojos sacados porque ya nada había que ver / sino ese fino ruido que deshace lo que te hice sufrir /ahora que estás quieta/
¿y cómo es nuestro amor / éste? /

envolverán con un jacinto la mesa de los panes /
pero ninguno
me hablará / estoy atado a tu suavísima / doy de
comer a tu animal más ciego /
¿a quién das tregua / vos? /
están ya blancos todos tus vestidos/

las sábanas me aplastan y no puedo dormir / te odias en mí completamente / se crecieron la mirra y el incienso que sembraste en mi vez / deja que te
perfumen / acompañen tu gracia / mi alma calce tu transcurrir a nada / todavía recojo azucenas que habrás dejado aquí para que mire el doble rostro de tu amor/
mecer tu cuna / lavar tus pañales / para que no
me dejes nunca más /
sin avisar / sin pedirme permiso /
aullabas cuando te separé de mí /
ya no nos perdonemos /




Oración de un desocupado

Padre,
                desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
                                bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
                              este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
por que no puedo más, tengo riñones
y soy un hombre,
                        bájate, qué han hecho
de tu criatura, Padre?
                        un animal furioso
que mastica la piedra de la calle?


Después de muchos años de búsqueda, por fin descubrió que había tenido una
nieta, Magdalena Gelmán, quien convivió con su abuelo, hasta la muerte de
éste.


Carta abierta a mi nieto


“Dentro de seis meses cumplirás 19 años. Habrás nacido algún día de octubre de 1976 en un campo de concentración. Poco antes o poco después de tu nacimiento, el mismo mes y año, asesinaron a tu padre de un tiro en la nuca disparado a menos de medio metro de distancia. El estaba inerme y lo asesinó un comando militar, tal vez el mismo que lo secuestró con tu madre el 24 de agosto en Buenos Aires y los llevó al campo de concentración Automotores Orletti que funcionaba en pleno Floresta y los militares habían bautizado “el Jardín”. Tu padre se llamaba Marcelo. Tu madre, Claudia. Los dos tenían 20 años y vos, siete meses en el vientre materno cuando eso ocurrió. A ella la trasladaron -y a vos con ella- cuando estuvo a punto de parir. Debe haber dado a luz solita, bajo la mirada de algún médico cómplice de la dictadura militar. Te sacaron entonces de su lado y fuiste a parar -así era casi siempre- a manos de una pareja estéril de marido militar o policía, o juez, o periodista amigo de policía o militar. Había entonces una lista de espera siniestra para cada campo de concentración: Los anotados esperaban quedarse con el hijo robado a las prisioneras que parían y, con alguna excepción, eran asesinadas inmediatamente después. Han pasado 12 años desde que los militares dejaron el gobierno y nada se sabe de tu madre. En cambio, en un tambor de grasa de 200 litros que los militares rellenaron con cemento y arena y arrojaron al Río San Fernando, se encontraron los restos de tu padre 13 años después. Está enterrado en La Tablada. Al menos hay con él esa certeza.

Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron. No sé si sos varón o mujer. Sé que naciste. Me lo aseguró el padre Fiorello Cavalli, de la Secretaría de Estado del Vaticano, en febrero de 1978. Desde entonces me pregunto cuál ha sido tu destino. Me asaltan ideas contrarias. Por un lado, siempre me repugna la posibilidad de que llamaras “papá” a un militar o policía ladrón de vos, o a un amigo de los asesinos de tus padres. Por otro lado, siempre quise que, cualquiera hubiese sido el hogar al fuiste a parar, te criaran y educaran bien y te quisieran mucho. Sin embargo, nunca dejé de pensar que, aún así, algún agujero o falla tenía que haber en el amor que te tuvieran, no tanto porque tus padres de hoy no son los biológicos -como se dice-, sino por el hecho de que alguna conciencia tendrán ellos de tu historia y de como se apoderaron de tu historia y la falsificaron. Imagino que te han mentido mucho.

También pensé todos estos años en que hacer si te encontraba: si arrancarte del hogar que tenías o hablar con tus padres adoptivos para establecer un acuerdo que me permitiera verte y acompañarte, siempre sobre la base de que supieras vos quién eras y de dónde venías. El dilema se reiteraba cada vez -y fueron varias- que asomaba la posibilidad de que las Abuelas de Plaza de Mayo te hubieran encontrado. Se reiteraba de manera diferente, según tu edad en cada momento. Me preocupaba que fueras demasiado chico o chica -por ser suficientemente chico o chica- para entender lo que había pasado. Para entender lo que había pasado. Para entender por qué no eran tus padres los que creías tus padres y a lo mejor querías como a padres. Me preocupaba que padecieras así una doble herida, una suerte de hachazo en el tejido de tu subjetividad en formación. Pero ahora sos grande. Podés enterarte de quién sos y decidir después qué hacer con lo que fuiste. Ahí están las Abuelas y su banco de datos sanguíneos que permiten determinar con precisión científica el origen de hijos de desaparecidos. Tu origen.

Ahora tenés casi la edad de tus padres cuando los mataron y pronto serás mayor que ellos. Ellos se quedaron en los 20 años para siempre. Soñaban mucho con vos y con un mundo más habitable para vos. Me gustaría hablarte de ellos y que me hables de vos. Para reconocer en vos a mi hijo y para que reconozcas en mí lo que de tu padre tengo: los dos somos huérfanos de él. Para reparar de algún modo ese corte brutal o silencio que en la carne de la familia perpetró la dictadura militar. Para darte tu historia, no para apartarte de lo que no te quieras apartar. Ya sos grande, dije.

Los sueños de Marcelo y Claudia no se han cumplido todavía. Menos vos, que naciste y estás quién sabe dónde ni con quién. Tal vez tengas los ojos verdegrises de mi hijo o los ojos color castaño de su mujer, que poseían un brillo especial y tierno y pícaro. Quién sabe como serás si sos varón. Quién sabe cómo serás si sos mujer. A lo mejor podés salir de ese misterio para entrar en otro: el del encuentro con un abuelo que te espera.”

12 de abril de 1995

**Carta publicada en el semanario Brecha, Montevideo, el 23 de diciembre de 1998







Juan Gelman (1930-2014) fue un prestigioso poeta argentino quien vivió desde 1980, hasta su muerte en México. Escritor desde su niñez, se desempeñó como periodista, traductor.Premio Miguel de Cervantes, Beca Guggenheim en Artes, América Latina y Caribe, entre otros.