Andrés Neuman (1977) |
Andrés
Neuman no cree que a las palabras se las lleve el viento. Más bien, afirma,
viajan, vuelan alto y se comparten. Esa cualidad aérea les permite permanecer,
propagarse, habitar en la memoria.
Andrés Neuman. Foto: Daniel Mordzinski. |
Mujer
leyendo
Admirar
es el verbo
que
dice en su doblez
lo
que despierta en mí tu quieta pose.
Esa
misma doblez está en tus pechos
porque
elevas el libro y lo sostienes
juntando
bien los brazos, plegando la atención.
Me
tienta imaginar el personaje
al
que estás abrazando, en qué adjetivos
prefieres
detenerte. Me entretengo
calculando
la pausa, la cadencia
con
que pasas las páginas: sonrío
al
comprobar que eres una lectora lenta,
con
rodeos de asombro o de pregunta.
Quién
pudiera de ti recibir esos ojos
con
el mismo deseo, con idéntica hondura.
Eres
lo que hace falta. Belleza meditando.
Carne
con su temblor y su sintaxis.
Ese
lugar en que la inteligencia
y
la sensualidad se hacen un nudo.
Palabras
a una hija que no tengo
Entornaré
tus ojos si prometes soñarme.
Compréndeme,
no es fácil velar por alguien siempre:
a
veces necesito saber que tienes miedo.
Cuando
sepas hablar, dame mi nombre;
diciéndome
papá ya habrás hecho bastante.
En
invierno no abrigues demasiado
tu
cuerpo de princesa, más útil y más noble
es
irse acostumbrando a resistir.
Acepta
golosinas de los desconocidos
-no
está el mundo como para negarse-,
pero
apréndete esto en cuanto puedas:
más
frecuente es lo amargo, o que te ignoren,
y
no los caramelos.
Te
enseñaré a leer fuera del aula,
y
llegada la hora quiero que escribas mar
sobre
los azulejos del pasillo.
Cuando
por vez primera cruces la calle sola
sabrás
que el riesgo y la velocidad
perseguirán
tus días para siempre.
No
creas que, en el fondo, no soy un optimista;
si
no lo fuera, entonces no estarías allí
cuidando
que te cuide como debo.
Como
ves, desconfío
de
quienes no veneran el asombro
de
estar aquí, ahora.
Existe
la alegría, pero duele;
tendrás
que conseguirla.
Y
cuando la consigas tendrás miedo.
Necesidad
del canto
Perdiste
a tus hermanos,
tuviste
que hermanarte.
En
la noche incendiada en Sarajevo
los
enterraste a solas esquivando
la
puntería alerta del francotirador.
Resistías
sin fuego ni cuchillos,
pedías
una calle, alguna esquina
para
amantes y para fugitivos
donde
nunca ocurriese una catástrofe.
Una
calle con vista al Mrkovicci,
la
montaña de la que te venían
lo
mismo golondrinas que granadas.
Pero
a mayor altura
–sin
heroísmo, por supervivencia–
volaban
tus palabras con sus dones.
Leyéndolas
me acuerdo
de
Adorno y su afilada zancadilla:
¿cómo
escribir después del exterminio?
Los
muertos por desgracia ya no leen.
Y
en cuanto a los que viven,
entender
la poesía como un lujo
nos
condena a vivir más desalmados
y
al arte a cantar culpa. La palabra
no
es un gesto apacible de verano.
Igual
que una semilla atravesando el hielo
el
dolor nos empuja a preguntar.
Bajo
las explosiones y la sangre
tú
esperabas la hora de escribir
poemas
amorosos de posguerra.
Eso
también se llama compromiso:
levantar
el
verbo de las ruinas
y
sembrar de esperanza el camposanto.
Tu
traductor recuerda
que
vio una enredadera en Sarajevo
henchida
de verdor, iluminada,
dispuesta
a no rendirse.
La
imagino trepando hacia la música
como
el tacto creciente de una mano
que
prospera en la espalda
de
una mujer al sol.
De
acuerdo, no muy tarde
avanzará
la noche hasta cubrirla,
es
cierto que el silencio enfría el verde.
Pero
mientras la suerte lo consienta
regresará
la luz a la garganta:
un
poeta, dijiste, es quien consigue
pese
a todo empezar de cero siempre.
Frente
al nuevo renglón de la mañana,
de
su horizonte franco, Izet Sarajlic,
prometemos
dejar la casa abierta
y
seguir con el canto.
NOTA: Los poemas se pueden encontrar, respectivamente, en estos libros:
*Neuman,
Andrés. Mística abajo. Acantilado. Barcelona, 2008
*Neuman,
Andrés. El tobogán. Hiperión. Madrid, 2002
*Neuman,
Andrés. Década (Poesía 1997-2007) Acantilado, Barcelona, 2008
***
Los tres poemas aparecen juntos en la misma edición en:
*Neuman,
Andrés. Vendaval de bolsillo, Almadía, Oaxaca, 2014
Andrés Neuman Galán es narrador, poeta,
traductor, bloguero y columnista hispano-argentino. Reside en Granada, España. |