Uno de los más importantes escritores chilenos dejó como parte de su herencia estas doce recomendaciones para los autores.
Roberto Bolaño Ávalos (Santiago de Chile, 28/04/1953-Barcelona, 15/07/2003) fue un gran escritor y poeta chileno, autor de más de una veintena de libros, entre los cuales destacan sus novelas Los detectives salvajes, ganadora del Premio Herralde en 1998 y el Premio Rómulo Gallegos en 1999, y la póstuma 2666.
Luego de su muerte se ha convertido en uno de los escritores más influyentes en lengua española, como lo demuestran las numerosas publicaciones consagradas a su obra y el hecho de que tres novelas —además de las ya citadas Los detectives salvajes y 2666, la breve Estrella distante— figuren en los 15 primeros lugares de la lista confeccionada en 2007 por 81 escritores y críticos latinoamericanos y españoles, con los mejores 100 libros en lengua castellana de los últimos 25 años.
Su obra ha sido traducida a numerosos idiomas, entre ellos inglés, francés, alemán, italiano y holandés. En el momento de su muerte, tenía 37 contratos de publicación en diez países, y póstumamente se extendió a otros más, entre ellos Estados Unidos, con lo que ascendió a 50 contratos y 49 traducciones en doce países, todos ellos previos a la publicación de 2666, su novela más ambiciosa.
Además, el autor goza de excelentes críticas tanto de escritores como de críticos literarios contemporáneos y es considerado uno de los grandes autores hispanoamericanos del siglo XX, junto con otros escritores de la talla de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, con quien suele ser comparado.
Roberto Bolaño, escribió: Como ya tengo 44 años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos:
1- Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.
2- Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3- Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4- Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5- Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6- Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7- Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!
8- Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9- La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10- Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11- Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
12- Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.
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