Para
los padres, madres, hermanas y hermanos de los 43 estudiantes de la Escuela
Normal Rural Isidro Burgos, mejor conocida como La Normal de Ayotzinapa.
También, por supuesto, para las otras seis víctimas asesinadas esa terrible
noche, el 26 de septiembre 2014, hoy, a tres años, porque tenemos memoria, no
olvidamos.
***
Hoy
mujeres y hombres
Xanath
Caraza
Ciudad
con campos de flores rojas,
cada
pétalo lleva el nombre
de
estudiantes que conocí.
Hoy
mujeres y hombres.
Ya
no niños inocentes
ni
adolescentes rebeldes.
¡No
hubo tiempo!
Hoy
mujeres y hombres
que
demandan justa causa:
el
derecho que no se debe de prohibir,
derecho
a ser educados,
a
ser parte de la ciudad.
En
las ciudades
donde
los derechos
de
igualdad no han nacido,
donde
la voz de aquellos
que
atravesaron la frontera
sea
tan válida como la de los demás,
las
calles están vacías.
Quiero
recordar el color rojo
de
los campos floridos,
el
reflejo del sol y del agua,
la
fuerza de sus palabras.
Ya
no hay niños inocentes
ni
adolescentes rebeldes.
¡No
hubo tiempo!
Solo
mujeres y hombres
forzados
a crecer.
[Poema
incluido en los poemarios Conjuro, Ocelocíhuatl y las antologías, Poetry of
Resistance: Voices for Social Justice y Resist Much/Obey Little: Inaugural Poems
to the Resistance]
Espuma
sangrante
Xánath
Caraza
Para
los 43 estudiantes de Ayotzinapa
Este
mar que lame la arena,
olas
hambrientas,
testigos
sonoros,
luna
de agua con ojos quietos.
Inmóviles
palmeras mudas frente a mí.
Caminan
los rayos del amanecer en las calles,
marchan
ante el contenido rugido del mar.
Aves
migratorias en el horizonte,
con
ellas vuelo.
Arena
salmón lamida por la espuma sangrante
mientras
cuarenta y tres niños perdidos
gritan
en sus líquidas rojas entrañas.
Aullidos
sordos, aullidos sordos
en
este mar estático que ruge,
ruge
mar, ruge, ruge sus nombres
para
la eternidad.
(11
de octubre de 2014, Acapulco, Guerrero, México)
[Poema
incluido en Ocelocíhuatl, Mouthfeel Press, 2015]
Aterrizando
en St. Louis, Missouri
Xánath
Caraza
La
misma noche que aterricé en St. Louis,
se
subastó el traje de león cobarde
de
la película el Mago de Oz.
Esa
misma noche al tocar tierra
la
mujer junto a mí me preguntó
qué
si St. Louis, era mi último destino
ella
no estaba segura de poder
llegar
a casa porque la calles
estaban
tomadas.
La
noche que aterricé en St. Louis,
mi
vuelo llegó retrasado.
La
misma noche que aterricé en St. Louis,
el
aeropuerto estaba lleno de policías
con
perros que olfatearon mi maleta
llena
de libros, mis armas secretas.
La
misma noche que aterricé en St. Louis,
pensé
en el río Hudson
en
los colores que absorbí
en
ese otoño amarillo de hojas de árboles
de
ginkgo en la acera en Brooklyn
frente
a la galería donde había leído.
También
pensé en la noche de tormenta
en
el cuarto piso donde el viento
aullaba
frente al Hudson
y
yo en pijamas escuchaba
hipnotizada
sus ritmos.
La
misma noche que aterricé
en
St. Louis, me urgía llegar a casa
y
escribir un poema.
Esa
misma noche, en el aeropuerto,
me
pregunté si no estaba en Latinoamérica
donde
ver pasar policías armados
en
las calles es el pan nuestro de cada día.
Esa
misma noche cerca de las 8 y media
Ferguson
se llenó de llamaradas.
Esa
misma noche algo dentro
de
mí se rompió de golpe.
Esa
misma noche sentí
que
eran 43 + 1.
Esa
misma noche
sentí
tristeza.
La
noche que aterricé
en
St. Louis, Missouri.
La
noche que aterricé
en
St. Louis, Missouri
me
recordó que la vida
no
la tenemos comprada.
Que
es frágil, que no es nuestra,
que
aquí estamos de paso.
Me
recordó que soy afortunada
de
escribir estas palabras,
de
tener el espacio donde
manifestarlas.
Me
recordó que tengo una voz
que
quiero usar apropiadamente.
Luego
pensé, al aterrizar en
St.
Louis, que esos 43 + 1
no
estaban, que no estaban,
que
nunca leerían mis palabras,
que
esa noche que aterricé en St. Louis,
hacía
frío y que las imágenes
en
el televisor de uno de los bares
frente
a la sala E22 eran de fuego puro,
que
era lunes 24 de noviembre
en
St. Louis.
También
pensé en una noche en
la
playa, en una fogata tan grande
que
alcanzara la luna.
La
noche que aterricé en St. Louis, Missouri
pensé
en ti, Michael Brown, pensé en ti.
Pensé
en ti, niño perdido, pensé en ti
pensé
en ti, 43 + 1, pensé en ti
pensé
en ti, en ti, en ti, en ti
en
ti, en ti, pensé, en ti, en ti
en
ti, en ti, ti, ti, ti, pensé
esa
noche, al aterrizar.
[Poema
incluido en Ocelocíhuatl, Mouthfeel Press, 2015)