Macanudo de Liniers

Macanudo de Liniers
"¿Y si no fuésemos otra cosa que los brazos de una voz?" Decir. Maliyel Beverido

domingo, 31 de mayo de 2015

Voces femeninas







A la espera de la oscuridad
Alejandra Pizarnik

Ese instante que no se olvida
tan vacío devuelto por las sombras
tan vacío rechazado por los relojes
ese pobre instante adoptado por mi ternura
desnudo, desnudo de sangre de alas
sin ojos para recordar angustias de antaño
sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.

Ampáralo niña ciega de alma
ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
a tus pies donde mueren las golondrinas
tiritantes de pavor frente al futuro
dile que los suspiros del mar
humedecen las únicas palabras
por las que vale vivir.

Pero ese instante sudoroso de nada
acurrucado en la cueva del destino
sin manos para decir nunca
sin manos para regalar mariposas
a los niños muertos



Los adioses
Rosario Castellanos

Quisimos aprender la despedida
y rompimos la alianza
que juntaba al amigo con la amiga.
Y alzamos la distancia
entre las amistades divididas.

Para aprender a irnos, caminamos.
Fuimos dejando atrás las colinas, los valles,
los verdaderos prados.
Miramos su hermosura
pero no nos quedamos.



Retrato de García Lorca
Alfonsina Storni

Buscando raíces de alas
la frente
se le desplaza
a derecha
e izquierda.

Y sobre el remolino
de la cara
se le fija,
telón del más allá,
comba y ancha.

Una alimaña
le grita en la nariz
que intenta aplastársele
enfurecida...

Irrumpe un griego
por sus ojos distantes.

Un griego
que sofocan de enredaderas
las colinas andaluzas
de sus pómulos
y el valle trémulo
de su boca.

Salta su garganta
hacia afuera
pidiendo
la navaja lunada
de aguas filosas.

Cortádsela.
De norte a sud.
De este a oeste.

Dejad volar la cabeza,
la cabeza sola,
herida de ondas marinas
negras...

Y de caracolas de sátiro
que le caen
como campánulas
en la cara
de máscara antigua.

Apagadle
la voz de madera,
cavernosa,
arrebujada
en las catacumbas nasales.

Libradlo de ella,
y de sus brazos dulces,
y de su cuerpo terroso.

Forzadle sólo,
antes de lanzarlo
al espacio,
el arco de las cejas
hasta hacerlos puentes
del Atlántico,
del Pacífico...

Por donde los ojos,
navíos extraviados,
circulen
sin puertos
ni orillas...



Sin palabras
Gioconda Belli

Yo inventé un árbol grande,
más grande que un hombre,
más grande que una última esperanza.
Me quedé con él años y años
bajo su sombra
esperando que me hablara.
Le cantaba canciones,
lo abrazaba,
le rascaba su rugosa corteza
entretejida de helechos,
mi risa reventaba flores en sus ramas,
y a cada gesto mío le crecían hojas,
le brotaban frutas...
Era mío como nunca ha sido nada mío,
pero no me hablaba.
Yo vivía pendiente de sus ruidos,
oyendo su suave aleteo de mariposa,
su crujido de animal de la selva
y soñaba su voz como un hermoso canto,
pero no me hablaba.
Noches enteras lloré a sus pies,
apretujada entre sus raíces,
sintiendo sus brazos sobre mí,
viéndolo erguido sobre mí,
sabiendo que me estaba pensando,
pero no me hablaba...
Aprendí a cantar como pájaro,
a encenderme como luciérnaga,
a relinchar como caballo.
A veces me enfurecía y hacía que se le cayeran
todas las hojas,
lo dejaba desnudo y avergonzado
ante los guanacastes,
esperando que-tal vez entendería por mal,
como algunos hombres,
pero nada.
Aprendí tantas cosas para poder hablarle,
me desnudé de tantas otras necesidades
que olvidé hasta cómo me llamaba,
olvidé de dónde venía,
olvidé a qué especie de animal pertenecía
y quedé muda y siempreverde
-esperanzada-
entre sus ramas...






Correspondencia dominical


Diego y Frida en su casa de Coyoacán.



Mi Diego:

Espejo de la noche.
Tus ojos espadas verdes dentro de mi carne. Ondas entre nuestras manos.

Todo tú en el espacio lleno de sonidos - en la sombra y en la luz. Tú te llamarás AUXOCROMO el que capta el color. Yo CROMOFORO - la que da el color.

Tú eres todas las combinaciones de los números. La vida.


Mi deseo es entender la línea la forma la sombra el movimiento. Tú llenas y yo recibo. Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz.


Carta sin fechada.




miércoles, 27 de mayo de 2015

PROGRAMA LA VARONITA 26 mayo 2015




El programa de #LAVARONITA de esta semana:

** Antonio Salgado Leiner nos dice cómo detectar a través de los internautas elementos que puedes apoyar o perjudicar a tu empresa, marca o servicios con SOCIAL LISTENING.


**Xochitl Salinas Martinez recuerda en su natalicio a la poeta y escritora Rosario Castellanos


**  Eva Varona platica sobre la presentación del libro LOS OJOS DE MI MADRE del escritor Héctor D'Alessandro y de un recorrido que hizo el fin de semana a varios lugares turísticos de Veracruz: El salto de Eyipanta, Naciyaga, Catemaco, Alvarado y mucho más.


**ImproBocas Compañía Teatral en esta ocasión los representará el Músico y actor Michel Escutia Madrigal que nos platicará sobre las TÉCNICAS DE ACTUACIÓN ¿han cambiado o siguen vigentes desde Shakespeare?


** Ángel Rafael Martinez Alarcón nos hablará de los 105 años de la Universidad Nacional de México.


**PARA CERRAR en nuestra sección TALENTO INDEPENDIENTE una canción de Vicente Alarcón Canta autor Xalapeño.
#‎LAGAZETATVapoyandoTALENTOXALAPEÑO





martes, 26 de mayo de 2015

Rosario, poesía FUISTE tu



Rosario Castellanos (1925-1974)


Poesía no eres tú

Porque si tú existieras
tendría que existir yo también. Y eso es mentira.

Nada hay más que nosotros: la pareja,
los sexos conciliados en un hijo,
las dos cabezas juntas, pero no contemplándose
(para no convertir a nadie en un espejo)
sino mirando frente a sí, hacia el otro.

El otro: mediador, juez, equilibrio
entre opuestos, testigo,
nudo en el que se anuda lo que se había roto.

El otro, la mudez que pide voz
al que tiene la voz
y reclama el oído del que escucha.

El otro. Con el otro
la humanidad, el diálogo, la poesía, comienzan.


Escribió poesía, ensayo, cuento, novela y teatro.



Destino

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es ánima de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo del tigre.

El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos.

Además fue una incansable promotora cultural, catedrática universitaria y 
diplomática.



Lo Cotidiano

Para el amor no hay cielo, amor, sólo este día;
Este cabello triste que se cae
Cuando te estás peinando ante el espejo.
Esos túneles largos
Que se atraviesan con jadeo y asfixia;
Las paredes sin ojos,
El hueco que resuena
De alguna voz oculta y sin sentido.

Para el amor no hay tregua, amor. La noche
Se vuelve, de pronto, respirable.
Y cuando un astro rompe sus cadenas
Y lo ves zigzaguear, loco, y perderse,
No por ello la ley suelta sus garfios.
El encuentro es a oscuras. En el beso se mezcla
El sabor de las lágrimas.
Y en el abrazo ciñes
El recuerdo de aquella orfandad, de aquella muerte.


Denunció en voz alta las injusticias que sufrían (y siguen sufriendo) los desposeídos
en México.



Presencia

Algún día lo sabré. Este cuerpo que ha sido
Mi albergue, mi prisión, mi hospital, es mi tumba.

Esto que uní alrededor de un ansia,
De un dolor, de un recuerdo,
Desertará buscando el agua, la hoja,
La espora original y aun lo inerte y la piedra.

Este nudo que fui (inextricable
De cóleras, traiciones, esperanzas,
Vislumbres repentinos, abandonos,
Hambres, gritos de miedo y desamparo
Y alegría fulgiendo en las tinieblas
Y palabras y amor y amor y amores)
Lo cortarán los años.

Nadie verá la destrucción. Ninguno
Recogerá la página inconclusa.
Entre el puñado de actos
Dispersos, aventados al azar, no habrá uno
Al que pongan aparte como a perla preciosa.
Y sin embargo, hermano, amante, hijo,
Amigo, antepasado,
No hay soledad, no hay muerte
Aunque yo olvide y aunque yo me acabe.

Hombre, donde tú estás, donde tú vides

Permaneceremos todos.

Es una de las escritoras mexicanas más reconocidas a nivel internacional y es
considerada como símbolo del feminismo latinoamericano por defender, de manera 
fehaciente, los derechos de las mujeres.



domingo, 24 de mayo de 2015

La pantera




La pantera
Sergio Pitol
Para Elena Poniatowska

NINGUNA DE LAS MAGIAS que atravesaron mi niñez puede equipararse con su aparición. Nada de lo hasta entonces concebido logró confundir tan soberbiamente refinamiento y fiereza. En las noches siguientes imploré, divertido, al final impaciente, casi con lágrimas, su presencia. Mi madre repetía que de tanto jugar a los bandidos acabaría por soñarlos. En efecto, al término de unas vacaciones la persecución y la infamia, el coraje y la sangre frecuentaron mis noches. En esa época ir al cine se reducía a disfrutar una sola película con ligeras variantes de función en función: el tema invariable lo proporcionaba la ofensiva aliada contra las huestes del Eje. Una tarde de programa triple (en que con indecible deleite vimos llover obuses sobre un fantasmagórico Berlín donde edificios, vehículos, templos, rostros y palacios se diluían en una inmensa vertiente de fuego; épicos juramentos de amor, penumbra de refugios antiaéreos en un Londres de obeliscos rotos y grandes inmuebles sin fachada, y el mechón de Verónica Lake resistiendo impasible la metralla nipona mientras un grupo de soldados heridos era evacuado de un rocoso islote del Pacífico) consiguió que por la noche el fragor de las balas se internara en mi cuarto y que una multitud de cuerpos despedazados y cráneos de enfermeras, me lanzaran sobresaltado a buscar amparo en la habitación de mis hermanos mayores.

Con plena conciencia de sus riesgos inventé juegos artificiosos que a nadie divertían. Reemplacé el consuetudinario antagonismo entre policías y ladrones o el nuevo, y consagrado por el uso y la moda, entre aliados y alemanes por el de otros fieros y extravagantes protagonistas. Juegos donde las panteras sorpresivamente atacaban una aldea, cacerías frenéticas donde las panteras aullaban de dolor y furia al ser atrapadas por cazadores implacables, combates encarnizados entre panteras y caníbales. Pero ni ellos, ni la frecuencia con que leía libros de aventuras en la selva hicieron posible que la visión se repitiera.

Su imagen persistió durante una temporada que no debió ser muy larga. Con indiferencia fui comprobando que la figura se volvía cada vez más endeble, que mansamente se difuminaban sus rasgos. El flujo atropellado de olvidos y recuerdos que es el tiempo anula la voluntad de fijar para siempre una sensación en la memoria. A veces me apremiaba la urgencia de escuchar el mensaje que mi torpeza le había impedido transmitir la noche de su aparición. Aquel bello, enorme animal cuya negrura brillante desafiaba la noche trazó un elegante rodeo en torno a la alcoba, caminó hacia mí, abrió las fauces, y, al observar el terror que tal movimiento me inspiraba, las volvió a cerrar agraviado. Salió de la misma nebulosa manera en que había aparecido. Durante días no cesé de echarme en cara mi falta de valor. Me reprochaba el haber podido imaginar que aquella hermosa bestia tuviese intenciones de devorarme. Su mirada era amable, suplicante, su hocico parecía dispuesto más que para el regusto de la sangre para la caricia y el juego.

Nuevas horas se ocuparon de sustituir a aquéllas. Otros sueños eliminaron al que por tantos días había sido mi constante pasión. No sólo llegaron a parecerme tontos los juegos de panteras, sino también incomprensibles al no recordar con precisión la causa que los originaba. Pude volver a preparar mis lecciones, a esmerarme en el cultivo de la letra y en el apasionante manejo de colores y líneas.

Triviales, alegres, soeces, intensos, difusos, torpemente esperanzados, quebrados, engañosos y sombríos tuvieron que transcurrir veinte años para alcanzar la noche de ayer, en que sorpresivamente, como en medio de aquel bárbaro sueño infantil, volví a escuchar el jadeo de un animal que penetraba en la habitación contigua. Lo irracional que cabalga en nuestro ser adopta en algunos momentos un galope tan enloquecido que cobardemente tratamos de cobijarnos en ese mohoso conjunto de normas con que pretendemos reglamentar la existencia, en esos vacuos cánones con que intentamos detener el vuelo de nuestras intuiciones más profundas. Así, aun dentro del sueño, traté de apelar a una explicación racional: argüí que el ruido lo producía la entrada de un gato que a menudo llegaba a la cocina a dar cuenta de los desperdicios. Soñé que reconfortado por esa aclaración volvía a caer dormido para despertar poco después, al percibir con toda claridad, cerca de mí, su presencia. Frente al lecho, contemplándome con expresión de gozo estaba ella. Pude recordar dentro del sueño la visión anterior. Los años transcurridos sólo habían logrado modificar el marco. Ya no existían los muebles pesados de madera oscura, ni el candil que pendía sobre mi cama; los muros eran otros, sólo mi expectación y la pantera se mantenían iguales: como si entre ambas noches hubiesen transcurrido apenas unos breves segundos. La alegría, confundida con un leve temor, me penetró. Recordé minuciosamente los incidentes de la primera visita, y atento y azorado permanecí en espera de su mensaje.

Ninguna prisa atenazaba al animal. Se paseó frente a mí con paso lánguido, describiendo pequeños círculos; luego, con un breve salto alcanzó la chimenea, removió las cenizas con las garras delanteras y volvió al centro de la habitación; me observó con fijeza, abrió las fauces y al fin se decidió a hablar.
Todo lo que pudiera decir sobre la felicidad conocida en ese momento no haría sino empobrecerla. Mi destino se develaba de manera clarísima en las palabras de esa oscura divinidad. El sentimiento de júbilo alcanzó un grado de perfección intolerable. Imposible encontrarle parangón. Nada, ni siquiera uno de esos contados, efímeros instantes en que al conocer la dicha presentimos la eternidad, me produjo el efecto logrado por el mensaje.

La emoción me hizo despertar, la visión desapareció; no obstante permanecían vivas, como grabadas en hierro, aquellas proféticas palabras que inmediatamente escribí en una página hallada sobre el escritorio. Al volver a la cama, entre sueños, no podía dejar de saber que un enigma quedaba descifrado, el verdadero enigma, y que los obstáculos que habían hecho de mis días un tiempo sin horizontes se derrumbaban vencidos.

Sonó el despertador. Contemplé con regocijo la página en que estaban inscritas aquellas doce palabras esclarecedoras. Dar un salto y leerlas hubiera sido el recurso más fácil. Tal inmediatez me parecía poco acorde con la solemnidad de la ocasión. En vez de ceder al deseo me dirigí al baño; me vestí lenta y cuidadosamente con forzada parsimonia; tomé una taza de café, después de lo cual, estremecido por un leve temblor, corrí a leer el mensaje.

Veinte años tardó en reaparecer la pantera. El asombro que en ambas ocasiones me produjo no puede ser gratuito. La parafernalia de que se revistió ese sueño no puede atribuirse a meras coincidencias. No; algo en su mirada, sobre todo en la voz, hacía suponer que no era la escueta imagen de un animal, sino la posibilidad de enlace con una fuerza y una inteligencia instaladas más allá de lo humano. Y, sin embargo, debo confesar que las palabras anotadas eran sólo una enumeración de sustantivos triviales y anodinos que no tenían ningún sentido. Por un momento dudé de mi cordura. Volví a leer cuidadosamente, a cambiar de sitio los vocablos como si se tratara de armar un rompecabezas. Uní todas las palabras en una sola, larguísima; estudié cada una de las sílabas. Invertí días y noches en minuciosas y estériles combinaciones filológicas. Nada logré poner en claro. Apenas la certeza de que los signos ocultos están corroídos por la misma estulticia, el mismo caos, la misma incoherencia que padecen los hechos cotidianos.

Confío, sin embargo, en que algún día volverá la pantera.


México, mayo de 1960


Elena Poniatowska y Sergio Pitol, ambos pertenecientes a la Generación de Medio Siglo, 
escritores fenomenales, amigos, confidentes, viajeros y colegas de toda la vida.




PROGRAMA LA VARONITA 19 mayo 2015




+PROGRAMA #LAVARONITA 19/05/2015
*sinopsis

**NOS hacemos la pregunta ¿CÓMO HA CAMBIADO INTERNET NUESTRAS VIDAS? y analizaremos desde nuestras profesiones, Eva Varona te habló del periodismo digital y los cambios, beneficios y obstáculos a los que se ha sometido // de la mano de Antonio Salgado Leiner​ que nos hablará del estudio de la #‎AMIPCI y nuestros hábitos en el internet; cómo la ley de telecomunicaciones está frenando el crecimiento de los usuarios, y junto con Raquel G. Viguri​ hablaremos de la transición mediática de la TV y la internet.


*Xóchitl Salinas Martinez​ nos habla del aniversario luctuoso de Carlos Fuentes y Mario Benedetti y el cumpleaños de Elena Poniatowska.


**EN ESTA OCASIÓN nuestros amigos de ImproBocas Compañía Teatral de la mano de Waetzu Rodríguez​ nos habla de LOS MITOS QUE ENCIERRA EL TEATRO UNIVERSAL.


*Ángel Rafael Martinez Alarcón​ nos habla del 95 aniversario del asesinato de Venustiano Carranza.


viernes, 15 de mayo de 2015

PROGRAMA LA VARONITA -12 mayo 2015-




++ #‎LAVARONITA - repetición del 12 de mayo-

++Eva Varona @lavaronita: En la sinopsis hablaremos del nuevo #‎sismo de #‎NEPAL
 Además comentamos sobre la nueva plataforma  #‎CIUDADANOINFORMADO que lanza el gobierno de Jalisco después de los días violentos de la semana pasada.
 El conflicto #‎UBER 
TAMBIÉN te mostramos la convocatoria del #‎INAH para el SEGUNDO CONGRESO INTERNACIONAL: EL PATRIMONIO CULTURAL Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS.
liga Pirmer congreso Int. : el patrimonio cultural y nuevas tec.

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**NUESTROS COLABORADORES:
-Antonio Salgado Leiner @droso no habla de Psicología social y redes sociales.
-Raquel G. Viguri @ratonadetv NOS RECOMIENDA una serie especial para LAS MAMÁS de hoy UNA exquisita comedia Argentina : "SEGÚN ROXI"
-Xochitl Salinas Martinez @txosm nos conmoverá con el libro CANCIÓN DE TUMBA del escritor Julian Hebert.

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LA PÁGINA donde transmitimos en vivo martes 5pm:
http://lagazeta.org